Si el zumo de tomate es una de tus bebidas favoritas por su sabor y textura cuando vas en avión pero apenas lo bebes estando en tierra no eres la única persona a la que le sucede esto… y parece que hay una razón científica para ello. Según unos investigadores de la Fraunhofer Society todo tiene que ver con la presión de la cabina del avión: al ser menor de lo normal hace que la sangre reciba un poco menos de oxígeno, debilite nuestro sentido del gusto y además reseque la nariz y la boca. En estas condiciones de presión el zumo de tomate parece más ácido, sus minerales saben mejor y resulta más refrescante – especialmente si lo condimentas con algún tipo de picante, salsa inglesa o Tabasco. Algo que apenas se nota en tierra pero que en el avión marca la diferencia. [Fuente: Un estudio encargado por Lufthansa a la Fraunhofer Society + i100 / The Independent / Foto (CC) Claus Ableiter @ Wikimedia Commons]