Originalmente quería hacer un Top 10 de obras de M.C. Escher e irlo publicado cada día con largas explicaciones. Pero finalmente me salieron catorce, y la falta de tiempo me impidió escribir demasiado, apenas un párrafo resumen de cada una.
Cada una de estas obras las tengo reproducidas por casa en varias versiones, tanto en libros como láminas, pósters, algunos cuadros y pósters y hasta en una camiseta. Individualmente, tienen historias y multitud de detalles curiosos, que aquí he resumido al máximo aunque se puede encontrar muchísima información sobre ellas en los libros y enciclopedias.
Quería también tener algunas de estas imágenes en alta resolución, de modo que recopilé las mejores que encontré por Internet y las subí a un álbum de Flickr: M.C. Escher que sirve como guía visual a esta anotación. Siguiendo los enlaces de las fotos (aquí se muestran únicamente detalles) se llega a las imágenes originales en el álbum en Flickr. Se puede acceder a la versión en alta resolución de cada imagen con la opción Different Sizes que hay en el menú de la derecha en Flickr, sección Additional Information, aunque es necesario tener una cuenta Flickr Pro para poder disfrutarlas en detalle. Me he permitido incluir un enlace directo a la versión en alta resolución de Metamorfosis II porque su peculiar formato impide apreciarlo si no se ve en grande. Tuve que componer la imagen a partir de la versión en un applet de 3Quarks, capturando más de una decena de «trozos», de modo que probablemente esa sea ahora la imagen completa de más alta resolución que haya en Internet de Metamorfosis II: 5150 × 241 píxeles. Como es mi obra favorita de todos los tiempos creo que lo merecía.
Por cierto, hablando de Flickr, los admiradores de Escher encontrarán apasionante suscribirse al tag escher porque cada día aparecen nuevas imágenes, fotos, variaciones y obras inspiradas en Escher como las de Rob Gonsalves.
Mis obras favoritas de Escher
1. Metamorfosis II (grabado en madera, 1940). Es mi gran favorita de todos los tiempos. El original es un gigantesco mural de unos cuatro metros de largo por 20 cm. de alto, compuesto de 20 bloques de tres hojas cada uno, un formato realmente atípico y desproporcionado, pero que pudo reproducirse como un gran mural en la oficina de correos de La Haya. La obra muestra la metamorfosis o transformación gradual de unas formas en otra, un tema recurrente de Escher, con insectos, pájaros y peces, llevado aquí al límite con total maestría. La imagen reproduce también diversos efectos de partición regular del plano. Los cubos se transforman en un pueblo (Atrani, en Italia, una de sus primeras obras, de hecho) y posteriormente en piezas de ajedrez sobre un tablero. Hasta la posición de la partida permite realizar cierto análisis: a pesar de que el rey negro está amenazado de muerte a la izquierda del tablero, la dama negra acaba de dar jaque a al rey blanco, por tanto es turno de las blancas. La continuación es sencilla: torre blanca captura a dama (forzada), caballo negro a f2, jaque mate. Finalmente, el cuadro se completa con una nueva metamorfosis que completa el ciclo hasta regresar a la imagen original. Existe una versión animada en 3Quarks: Metamorphose.- Alta resolución, Metamorphosis II (700 KB; 5150 × 241 píxeles)
- Alta resolución, Metamorphosis II (700 KB; 5150 × 241 píxeles) (mirror)
- (Hacer zoom y desplazar con el ratón para disfrutarla al completo.)
3. Galería de Grabados (litografía, 1956). Esta era una de las obras de las que Escher estaba más orgulloso, aunque no es de las más conocidas. Es un juego a modo de ciclo con las perspectivas y las ampliaciones. Un hombre está mirando un cuadro. La imagen comienza a ampliarse y deformarse, pero manteniendo cierta coherencia visual que permite seguirla paso a paso sin interrupción aparente. El cuadro se transforma en… los edificios del puerto de una ciudad costera (el puerto de Senglea, en Malta)… uno de los cuales resulta ser una galería de cuadros… donde vuelve a aparecer el protagonista. Se puede calcular que la imagen original queda ampliada 256 veces. En los detalles de la galería aparecen otros cuadros, pequeñas reproducciones de obras del propio Escher. Es interesante ver el efecto en movimiento: Escher and the Droste effect.
4. Casa de Escaleras (litografía, 1951). Es uno de sus mejores juegos con la perspectiva, una partición cúbica del espacio en el que tres zonas distintas se combinan de manera increíble para producir un cubo/casa con escaleras imposibles. Dividida la imagen en tres franjas horizontales, cada una es completamente consistente por sí misma. El dibujo entero puede reproducirse mediante una complicada reflexión curva a modo de cilindro, e incluso llegar a ser cíclico e interminable. Todo esto está combinado formando una escena irreal donde la gravedad parece haberse vuelto loca. Un detalle curioso es el bicho-insecto que deambula por el edificio. Escher lo llamó Pedalternorotandomovens Centroculatus Articulosus, que podría traducirse como bicho cachivache. Son una especie surgida para cubrir el hueco evolutivo debido a la inexistencia de animales que se muevan rodando sobre sí mismos. Estos bichos tienen tres pares de patas, extrañamente humanas, ojos saltones y se enrollan formando una suerte de rueda. Escher les dedicó otra pequeña obra donde explicaba algo más sobre ellos.
5. Ascendiendo y Descendiendo (litografía, 1960). «Escaleras arriba y escaleras abajo» unos monjes suben y bajan a la vez por la misma estructura del edificio, sin que ninguno de los dos grupos parezca estar haciendo algo distinto a lo que realmente se ve. Sin embargo, ese ascenso o descenso infinito es claramente imposible, aunque el espectador no puede encontrar la inconsistencia por mucho que mire la imagen. ¿Qué sucedería de lanzar una pelota escaleras abajo? Esta idea está basada en el modelo de escalera imposible creado por Roger Penrose junto con su padre. Penrose es un físico y matemático británico que también exploró el mundo de los objetos imposibles y la partición regular e irregular del plano.
6. Límite Circular IV, Ángeles y Diablos (grabado en madera, 1960). En esta obra Escher combina dos técnicas: por un lado, la partición regular del plano con un bello patrón combinado de ángeles y demonios, blancos y negros, que rellenan la escena sin huecos; por otro, el «límite infinito» de un modelo de disco de Poincaré. Este disco permite abarcar el infinito en un círculo de tamaño limitado, gracias a la geometría hiperbólica, en la que a medida que un punto se aleja del centro, es cada vez más pequeño.
7. Día y Noche (grabado en madera, 1939). Se considera uno de los dibujos más admirados y reproducidos del artista, y es ciertamente bello por su sencillez y elegancia. Incluye varios detalles interesantes, como son la combinación en forma de patrón de pájaros blancos y negros que vuelan en direcciones opuestas y rellenan el plano sin huecos, la metamorfosis delicada pero rápida de las aves a sembrados en la escena general y el hecho de que las dos zonas, izquierda y derecha, una de día y la otra de noche, correspondan exactamente al mismo lugar. Un montón de dualidades, genialmente resueltas, en la misma escena.
8. Tres Esferas (grabado en madera, 1945). Este pequeño juego muestra cómo a partir de una idea realmente sencilla se puede conseguir un efecto realmente llamativo y con múltiples lecturas. Escher dibuja tres esferas reticuladas, pero en realidad son la misma. Lo que parece una esfera es en realidad un círculo plano con un dibujo curvo, que aparenta ser una esfera. Para descubrir el engaño al espectador, Escher dibuja el mismo círculo de pie arriba, tumbado abajo y «claramente» doblado en el centro. Al entender esto, resulta obvio comprender la imagen y la ausencia de esferas. ¿Verdad? Sin embargo, y no sin cierta ironía, el espectador olvida que está viendo una imagen en dos dimensiones, un dibujo plano, y que como tal no existen esos círculos tumbados y dobladas en 3-D, sino sólo su representación en 2-D.
9. Reptiles (litografía, 1943). Esta es una de las diversas obras en las que Escher hace un salto de «metanivel» para introducir en el dibujo al propio autor como parte de la obra, todo ello delante de los ojos atónitos del espectador. Del cuaderno de Escher en el que ha estado dibujando patrones regulares hexagonales con forma de reptil surge una figura en tres dimensiones. El reptil sube por un libro, llega hasta un dodecaedro platónico, finalmente lanza un soplido y completa el ciclo retornando al papel del que nunca debió haber salido.
10. Serpientes (grabado en madera, 1969). Esta fue la última obra original de Escher, aprovechando sus últimas fuerzas entre operación y operación quirúrgica. Empleando nuevamente un modelo matemático de Coxeter abarca el infinito tanto hacia el centro como hacia el borde de la imagen. Los anillos metálicos quedan imbricados de formas fantásticas, y de ellos surgen serpientes tridimensionales. La imagen tiene una simetría rotacional y puede girarse 120 grados para encajar perfectamente en sí misma. En algunas obras de esta serie Escher cuidó los detalles al máximo, especialmente las líneas más pequeñas (hasta de medio milímetro), grabándolas con una lupa especial.
11. Manos Dibujando (litografía, 1948). Este dibujo de Escher fue de los primeros que llamaron mi atención sobre Escher y me dejaron totalmente asombrado, recuerdo haberlo imitado una y otra vez hasta la saciedad: al fin y al cabo sólo necesitaba papel, un lápiz y mi propia mano. Es tan sencillo como lo que se vé a simple vista: dos manos que surgen de la bidimensionalidad del papel a las tres dimensiones de la «realidad». Pero cada mano está está dibujando a la otra, de modo que el efecto causa confusión en el observador. Irónicamente, ambas ni están en tres dimensoines, ni existen por sí mismas, sino que habitan en un dibujo plano y fueron creadas por una única mano, mucho más experta, desde el exterior de la escena. La de M.C. Escher.
12. Belvedere (litografía, 1958). Es una de las más populares obras arquitectónicas imposibles de Escher, un extraño edificio por el que suben y bajan varios personajes, en una escena un tanto surrealista, que en bocetos anteriores era incluso más «fantástica». Uno de los protagonistas sostiene un cubo imposible mientras el esquema de construcción está en el suelo. Dos de ellos suben por una escalera que está dentro y fuera a la vez. Resulta interesante que este tipo de figuras imposibles pueden construirse y «fotografiarse» en tres dimensiones para conseguir los mismos efectos. La web Escher for Real muestra muchas de estas construcciones, incluyendo un vídeo de Belvedere [AVI; 2 MB] que muestra cómo podría ser en realidad el edificio, visto desde varios ángulos.
13. Cascada (litografía, 1961). La cascada de Escher es tal vez la más popular representación de un móvil perpétuo o «máquina de movimiento perpétuo». Ni la ley de la gravedad ni la segunda ley de la termodinámica parecen aplicarse a esta construcción por la que el agua baja continuamente, moviendo el molino. El dibujo está excelentente realizado y adornado con un par de formas matemáticas en lo alto de las torres y un jardín imaginario procedente de bocetos anteriores. Gracias a un concurso de modelado 3-D, una versión 3-D animada de Cascada [MPEG; 5 MB] ayuda a entender la imposibilidad de la escena. Según el propio Escher, para que funcionara realmente sólo haría falta «añadir un poco de agua de vez en cuando, para compensar la evaporación». El vídeo Impossible Waterfall Illusion [YouTube] muestra otra técnica que también engaña a la vista.
14. Mano con Esfera Reflectante (litografía, 1935). El autoretrato de Escher sobre una esfera reflectante siempre me pareció precioso a la vez un intrigante. En esta obra vuelve a combinar el mundo imaginado del dibujo con el mundo real. Se dibuja a sí mismo sosteniendo una esfera, pero ese dibujo tridimensional que incluye su mano y la esfera-espejo es únicamente tinta sobre un papel plano en realidad. Al menos eso es lo que vemos nosotros. Aunque la esfera parece reflejar a Escher y a la habitación que le rodea con todo lujo de detalles, en realidad no muestra a Escher dibujando, porque su mano izquierda está apartada. Tal vez Escher está sugiriendo sutilmente que la realidad no es tal y como parece percibirse, y que el mundo que nos rodea está a veces entre lo imaginado y lo real. Esto que puede sonar un poco a Matrix pudo ser precisamente homenajeado en la famosa escena de la «pastilla roja, pastilla azul»: mientras uno de los reflejos de las gafas de Morfeo muestra a Neo levantando la mano, en el otro tiene la mano apartada. Como Escher en su autoretrato.