Por Nacho Palou — 2 de febrero de 2016

Investigadores del centro alemán aeroespacial (DLR) han logrado posar un vehículo volador no tripulado sobre el techo de un vehículo en marcha moviéndose a 75 km/h.

El aterrizaje lo realiza el dron de forma autónoma guiándose por unos códigos visuales situados sobre el techo del vehículo que las cámaras del dron pueden ver y seguir en movimiento; a partir de ahí el método es un poco primigenio: cuando el dron detecta que está correctamente situado —sobre la marca y a la velocidad y altura adecuadas— corta el gas y el aparato simplemente se deja sobre la red. Pero los comienzos siempre son así.

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