Los últimos fines de semana han sido muy entretenidos: pude dedicar algunos ratos a volar un dron Bebop 2 de Parrot que nos enviaron muy amablemente para probar. Así que ha habido una buena dosis de aprendizaje, descubrimiento, diversión y búsqueda de lugares cinematográficamente interesantes a la vez que «despejados» para comprobar qué tal se comporta en condiciones reales.
§
El modelo de pruebas era un Bebop 2 de la familia de Parrot, un dron de recreo de menos de 500 gramos que puede volar durante unos 25 minutos con un alcance de unos 2 km (en la realidad: entre 20 y 30 minutos según el estilo de vuelo; y unos 125-250 m según con qué dispositivo wifi lo controles directamente, o hasta 2 km con vuelo autónomo pero con un controlador especial). Las pruebas las hice con un iPhone 6s y un iPad Pro.
Cómo es el Bebop 2
El montaje del dron es casi trivial: basta cargar e instalar la batería que forma el grueso del cuerpo y supone la mayor parte del peso, atornillar las hélices (viene con un juego extra de cuatro repuestos) y queda listo para funcionar. A pesar de ser tarea de párvulos de bricolaje si se puede echar algo en cara es que necesite una herramienta especial para atornillar y desatornillar las hélices; al no ser estándar si se pierde estás frito.
Por su tamaño puede guardarse (desmontado) en casi cualquier mochila; pesa menos de 500 gramos y por su diseño es sumamente resistente. Lo de resistente va completamente en serio: tiene patas de apoyos de goma, amortiguadores y refuerzos en los lugares claves. Durante las pruebas ha sufrido más un percance (incluso desde casi diez metros, contra diversos obstáculos) y ha sobrevivido como un campeón.
Además de todo lo anterior lleva una tapa para proteger la cámara frontal cuando no se usa, cables y un pequeño manual: el conjunto es muy completo y el packaging sin duda muy atractivo para gadgetófilos.
Cómo funciona
El Bebop 2 se vuela controlado desde un teléfono móvil o tableta, a través de wifi. Basta instalar una app y seleccionarlo en la lista de redes wifi para que quede enlazado.
En todo momento en la pantalla se ve lo mismo que graba la cámara del dron: es una especie de visión subjetiva a lo First Person Shooter que hace que sea increíblemente fácil pilotarlo. Hasta una niña supervisada puede hacerlo.
El dron tiene tres modos de control. En el modo Mando los laterales de la pantalla táctil se convierten en dos joysticks que controlan los giros y desplazamientos con cierta soltura (aunque seguramente sea más cómodo usar mandos físicos). Con dos dedos se puede mover también el objetivo de la cámara. En los otros modos (Normal y Experto) se necesitan menos dedos y producen otros efectos en el control del vuelo y la cámara.
La pantalla muestra toda la información necesaria: velocidad, altura, horizonte artificial… también hay un indicador de calidad de la señal GPS, distancia y, quizá el dato más importante, la carga de la batería – a los que se añaden avisos visuales cuando está en mínimos. También hay botones para controlar la cámara en los modos de fotografía y vídeo y tres botones especiales: maniobras, aterrizaje y el gran-botón-rojo de EMERGENCIA.
Para que el Bebop 2 comience a volar basta pulsar el botón verde de Despegue; el ingenio se eleva grácilmente hasta un par de metros de altura y se queda ahí perfectamente estable cual fiel escudero. Es una sensación confortable y especial. Para terminar el vuelo se puede usar el botón Home que lo hace regresar automáticamente al punto de origen. O se puede pulsar Aterrizaje en cualquier lugar: en ambos casos realizará un descenso controlado mediante un sensor de ultrasonidos que calcula la distancia al suelo para posarse suavemente.
Si el dron se queda sin conexión o algo falla –gran preocupación de principiantes– se activa un «modo autónomo de emergencia» y el aparato vuelve al punto de despegue aterrizando de forma autónoma. En general parece claro que su alcance depende más de las limitaciones del wifi que de otra cosa: la distancia y el dispositivo de control (mejor una tableta que un teléfono móvil) son clave. En áreas con mucho «ruido electromagnético» perdí la conexión del iPhone 6s a los 50-60 metros; en otros lugares sin interferencias el mismo móvil llega a 80 metros sin mayores problemas. Y el iPad Pro duplica ese alcance.
En caso de problemas realmente horribles el botón rojo de Emergencia sencillamente mata la corriente y deja que el dron caiga a plomo, se encuentre donde se encuentre. Y mejor que sea a poca altura y en un sitio apropiado porque en este caso no hay quien lo pare. (Probarlo tiene un punto de crueldad, pero lo hicimos sobre un sitio mullido y salió completamente indemne.)
Si hubiera que definir el Bebop 2 con una palabra sería estabilidad. Sus giroscopios y sensores lo hacen mágicamente estable en todas las situaciones, tanto manteniendo una posición estática como realizando un vuelo controlado. De hecho la grabación de vídeo es tan estable que incluso parece una fotografía, solo distinguible de una foto porque algunos objetos del suelo o las nubes se mueven. En teoría puede mantener la posición con vientos de hasta 60 km/h y aunque no he podido medir eso con precisión me lo creo sin dudarlo, más que nada por lo ventosos que eran los días de pruebas.
La diversión del vídeo en las alturas
Aunque con el dron se pueden hacer fotos un punto fuerte del Bebop 2 es el vídeo. Nada de cámaras de baja calidad como las de los equipos baratos o de iniciación: Equipado con una cámara de 14 megapíxeles graba en Full HD 1080p con una calidad notable y especialmente estable [véase la nota más adelante]. Técnicamente almacena todo en una memoria interna de 8 GB de RAM (que no es la «imagen de control en baja resolución» transmitida al joystick, sino la original). Simplemente cuando termina el vuelo se vuelcan las fotos y vídeos a través del wifi o por cable y quedan archivadas para editar en alta calidad.
El modo automático de ajuste de imagen es más que suficiente, pero los más curiosos pueden programar valores de exposición, color y demás según esté la luz del día o el escenario. Las fotos clásicas en JPEG se complementan con la posibilidad de archivarlas en formato DNG (una especie de RAW genérico) de mayor calidad. Dado que la estabilidad del vídeo es también su punto fuerte las grabaciones que pueden lograrse son bastante espectaculares, especialmente cuando se lleva el dron a una buena altura.
Eso sí: es importante grabar en condiciones de luz óptima, porque el comportamiento del sensor con poca luz o incluso al atardecer o en interiores empobrece la calidad sin remedio. También conviene tener cuidado con los giros y «panoramas» pues pueden producir extraños efectos de «saltos». El truco: disminuir la velocidad de giro del dron y utilizar en lo posible más los movimientos físicos que los panoramas por software.
Consejos de la sabiduría de los droneros
Veamos algunos de los puntos clave sobre los que se ha escrito mucho en videoblogs y páginas de Internet por droneros y aficionados que llevan tiempo probando y hackeando el Bebop 2 (incluso trasteando con su firmware):
- Conectividad – Por un lado tenemos que el Bebop 2 ha sido criticado por su mala conectividad; por otro hay gente que ha trabajado mucho en mejorarla, lo cual incluye investigar y usar los canales wifi adecuados – en realidad esto es automático en España; basta definir el país en la configuración.
Resulta que hay factores clave respecto a esto: el dispositivo de control más apropiado es una tableta, pues duplica el alcance. También hay que tener cuidado incluso con el ángulo en que se sujeta con las manos. Y aunque funciona con las frecuencias wifi de 2,4 y 5 GHz automáticamente lo mejor es asegurarse de volarlo donde no haya interferencias. Quien quiera llevarlo más allá de donde alcanza la vista tendrá que hacerse con un Skycontroller o no podrá llegar más allá de 200 o 250 metros, con suerte.
- Calidad de vídeo – La otra crítica es tan obvia como visible, al menos para los que tienen ojo de halcón para estas cosas: la calidad de vídeo. Técnicamente es Full HD 1080p, pero hay calidades y calidades… con matices. La cuestión ha sido también investigada largo y tendido; una de las mejores explicaciones es la del vídeo de Vincent Zorzi.
Resulta que en el Bebop 2 tanto las fotos como el vídeo proceden de la misma óptica: un «ojo de pez» de 170° de campo de visión cuyos 14 megapíxeles se trocean y deforman convenientemente según la zona que se quiera captar. El procesamiento de la señal original de vídeo debe por tanto pasar por varias fases: captura, ajustes de encuadre, deformación, estabilización, filtros de color, exposición, nitidez… y en cada paso se pierde inevitablemente algo de calidad.
El software del firmware del dron (llamado dragon_prog) es muy capaz, pero para reducir el ruido se emplea un «filtro destructivo» que añade demasiada nitidez y «hace que las imágenes parezcan casi pinturas», según los expertos. Cuestión de gustos, pero objetivamente de menor calidad. Por esto los aficionados reclaman una opción en formatos sin comprimir como RAW o ProTune, lo cual además no sería problema para los 8 GB de memoria incluidos, aunque quizá sí para el procesador. Siendo justos es cierto que ese punto de calidad es poco apreciable, pero empeora las imágenes si han de ser editadas varias veces a posteriori.
Software
Free Flight 3 / Listo para volar
El software básico del Bebop 2 tiene diversos ajustes: permite imponer límites de distancia, altura y velocidad de giro e incluye funciones para calibrar los giroscopios, comprobar la recepción GPS y las frecuencias de comunicación. También incluye diversas «funciones sociales» con un apartado completo dedicado a compartir vídeos, hacer amigos droneros y ver los vuelos de otros aficionados de la comunidad, algo que siempre es interesante.
Todas las pruebas las hice con el software gratuito que lleva incluido (FreeFlight 3). A eso le añadí otro software llamado Flight Plan que se compra aparte (20€), desde dentro de la propia app y sirve para planificar secuencias sobre un mapa); jugué un poco con él e hice algún pequeño recorrido, pero no tuve tiempo de probarlo muy a fondo, aunque se ve con muchas posibilidades.
Una limitación –que también afecta a los aterrizajes– es la precisión del GPS: son ~5-10m de modo que conviene estar en un lugar despejado porque mapas, coordenadas y lugares físicos no siempre coinciden al cien por cien y ese pequeño margen de error, aunque pequeño, puede hacer colisionar al dron con algún árbol u obstáculo.
Precio y complementos
El precio del Bebop 2 es de unos 550 euros y está disponible en dos colores: blanco y amarillo; por todo lo demás son exactamente iguales. El clásico precio tentador para un gadget de última tecnología que además incluye una potente cámara.
Entre los muchos complementos de estos drones está el Skycontroller (549€), una especie de joystick doble sobre que se adapta a la tableta (no incluida, por si alguien lo dudaba por el precio) e incluye una mega-antena wifi para mayor alcance.
Otros completos que se pueden comprar aparte son diversas FPV (gafas en primera persona), hélices, baterías, motores y hasta una mochila especial. También hay piezas como cámaras, placas madres, cargadores… En resumen: cualquier pieza que se pueda romper.
El precio puede parecer un poco de capricho tecnológico si se ve solo como un juguetito, pero para los aficionados a la fotografía y el vídeo puede llegar incluso a ser «una cámara con motores que vuela». Al menos por los resultados fotográficos y de vídeo que ofrece es otra forma de entenderlo.