Por @Alvy — 11 de abril de 2017

El generador de este laboratorio de la electricidad puede alcanzar hasta dos millones de voltios, así que a Tom Scott se le ocurrió que sería buena idea usarlo para comprobar qué sucede si un rayo impacta contra un dron comercial normal y corriente (un DJI).

Yo creo que lo revienta… Mmm…
¿No debería haber dicho eso, no?

– experto del laboratorio eléctrico

Cada una de las piezas de la torre del gigantesco y espectacular condensador almacena hasta 100.000 voltios y hay 20 de ellas. Si se conecta un cable a ese voltaje con una especie de aguja «al aire» y otra en tierra se crearán las condiciones perfectas para realizar una descarga mayúscula en forma de rayo de alto voltaje completamente visible – el voltaje se va aumentando paulatinamente hasta llegar a 1 megavoltio más o menos. Basta llevar hasta allí volando el dron, apuntar correctamente y… ¡ZASSS!

El dron efectivamente cae fulminado y como la secuencia está grabada a alta velocidad se puede examinar con todo detalle. Sorprendentemente, la batería sobrevive (suelen estar cubiertas por una caja metálica, que hace las veces de jaula de Faraday), pero el resto de la electrónica y los motores parecen quedar totalmente fritos.

En las pruebas con un segundo dron se ve que incluso poniéndole una especie de antena en la parte superior el rayo ignora completamente esa estructura, yéndose a por el motor de una de las hélices. (El dron también acaba muerto y con las hélices dando vueltas por ahí, en plan fantasmagórico).

El mejor consejo que se puede dar en este caso es el que cabría esperar: niños, no voléis drones durante una tormenta eléctrica porque los rayos pueden acabar cayendo en cualquier parte y no es que precisamente el dron vaya a «protegeros».

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