A diferencia de la mayoría de los cuadricópteros el principal rasgo de Fleye es su diseño esférico y carente de hélices expuestas que siempre resultan un poco hostiles.
Aunque tiene aspecto de deshumidificador, con todas esas partes móviles de Fleye contenidas y ocultas el dron se puede tocar, coger, empujar y sostener en la mano sin temor a perder un dedo ni nada parecido. Y así no hay riesgo de que las hélices se rompan en caso de que el dron golpee algún objeto o una pared.
El robot se maneja desde el teléfono móvil y tiene dos modos básicos de funcionamiento: puede volar forma autónoma —basta con lanzarlo al aire— o puede volar de forma manual. El vuelo manual se controla desde el móvil o con un mando de control remoto como si fuera un avión teledirigido corriente.
De entrada Fleye no es capaz de volar esquivando o reconociendo obstáculos; sin embargo se pueden configurar algunos parámetros del vuelo, por ejemplo limitando su altura o velocidad si va a volar en interiores.
Un aspecto interesante es que Fleye es una plataforma abierta, lo que permite programarlo o incorporar programaciones adicionales — como por ejemplo un sistema de detección de obstáculos como este desarrollado por por Andrew Barry del MIT, que es de código abierto y está disponible en Github.