Por Nacho Palou — 23 de Junio de 2015

Solar Panels (cc) James Moran
Fotografía (cc) James Moran

Tras ver este tuit como comentario a la anotación La energía solar ya proporciona el 1 por ciento de la electricidad global y después de indagar un poco me resultó muy oportuno llegar a este artículo de The Atlantic, Why the Saudis Are Going Solar,

Arabia Saudí produce gran parte de la electricidad que consume quemando petróleo, una práctica abandonada hace mucho tiempo por la mayoría de los países. El razonamiento para este abandono fue que para producir electricidad se podía quemar carbón o gas, ahorrando de este modo el patróleo para el transporte — para el cual todavía no existe una alternativa directa. La mayoría de las plantas de energía saudíes son enormemente ineficientes, como lo son sus aparatos de aire acondicionado — los cuales consumieron, en 2013, hasta el 70 por ciento de la electricidad del reino. A pesar de que allí sólo viven 30 millones de personas Arabia Saudí es el sexto consumidor mundial de petróleo.

Su motivación por invertir en energía solar no tiene nada que ver con combatir el calentamiento global; lo último que querrían ellos es el fin de la era de los combustibles fósiles. Al contrario: ven en la energía solar una manera de perpetuar su posición como potencia mundial del petróleo.

Según el artículo se calcula que, a pesar de las ingentes reservas de petróleo de Arabia Saudí, al ritmo al que lo consumen el país se convertirá en importador de petróleo para el año 2038.

Y considerando que el precio del crudo ronda los 60 dólares por barril pero que allí lo queman por el equivalente a los 4 dólares por barril, subvencionado por el estado —«casi precio de coste», según el artículo— está bastante claro el dineral que pierden con cada barril que dedican a la producción de electricidad.

Es más: para producir electricidad las plantas de energía, además del petróleo para quemar, requieren cada día unos dos millones de litros de agua que convertir en vapor para mover las turbinas; y de agua tampoco andan muy sobrados por allí. Desalar el agua del Mar Rojo es, suma y sigue, un proceso que también requiere un gran consumo de electricidad que, de nuevo, parece más conveniente obtener de la energía solar; lo cual es bastante inteligente porque allí sol sí que tienen de sobra, suficiente para suministrar electricidad a todo el mundo.

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