El efecto Seebeck (o termoeléctrico) es el nombre que recibe la conversión de una diferencia de temperatura entre dos metales o semiconductores diferentes en electricidad.
Se utiliza, por ejemplo, para producir energía eléctrica para las sondas espaciales mediante los llamados generadores termoeléctricos de radioisótopos en los que el calor producido por la desintegración de un material radioactivo se convierte en electricidad mediante el uso de una serie de termopares, que no son otra cosa que dispositivos en los que dos metales unidos producen electricidad mediante el citado efecto Seebeck.
También es posible utilizar este efecto para aprovechar diferencias de temperatura que se producen debido al funcionamiento de ciertas máquinas, como por ejemplo un coche, y de hecho ha habido al menos un par de prototipos de BMW y de Volkswagen en los que la instalación de sendos generadores termoeléctricos han permitido reducir el consumo de combustible del coche en aproximadamente un 5% al utilizar la electricidad producida por estos para alimentar los sistemas eléctricos de los coches.
Al Doctor Wulf Glatz, un científico de 35 años de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), se le ocurrió que este tipo de generadores podría ser muy útil para generar electricidad en dispositivos portátiles para evitar tener que usar baterías o fuentes de alimentación externas, y se puso a trabajar en el diseño de micro termogeneradores eléctricos, a los que denomina µTEG.
Fruto de su trabajo ha desarrollado un nuevo método de producción que no sólo permite crear estos microgeneradores sobre un polímero (un plástico, para entendernos) que luego se puede aplicar sobre superficies no regulares, lo que permite aumentar al máximo la superficie de contacto para aprovechar mejor la diferencia de termperatura existente, sino que además los µTEG producidos con su método son más efectivos que otros diseños similares anteriores y hasta diez veces más baratos de producir.
De generalizarse su uso, podríamos aprovechar un calor que de otro modo se desperdiciaría para reducir nuestro consumo de electricidad, ya no solo en los coches sino en los sistemas de calefacción y en hornos de panaderías y sitios similares por citar un par de ejemplos que se me vienen rápidamente a la cabeza.
Este trabajo, que también ha sido la base de su tesis doctoral [resumen en PDF, 2,6 MB], le ha valido por cierto al Dr. Glatz el premio Swisselectric Research Award 2009, otorgado por las empresas eléctricas suizas con el objetivo de reconocer cada año a un científico cuya labor haya avanzado la investigación en el ámbito de la electricidad.
(Vía La Voz de Galicia y otros mil sitios).