Por @Alvy — 13 de enero de 2008

Artículos como El cambio a bombillas de baja energía puede causar problemas de salud han estado circulando estos días por varios medios; yo lo he visto hoy ampliamente comentado en el suplemento Crónica de El Mundo que por desgracia no está online (así que no lo puedo enlazar). Actualizado: ya se puede consultar aquí Los peligros de la bombilla de ahorro.

El resumen es que

(…) algunos expertos advirtieron a los consumidores que deberán extremar los cuidados a la hora de deshacerse de las bombillas que se hayan fundido o roto para evitar la contaminación con el mercurio venenoso que contienen. La Agencia del Medio Ambiente del Reino Unido reconoció que tanto el comercio como las autoridades tienen que hacer mayores esfuerzos para informar al público de cómo hay que reciclar ese tipo de bombillas

(…) Según consejos del Ministerio británico del Medio Ambiente, si se rompe una bombilla de baja energía, hay que evacuar la habitación de personas durante un cuarto de hora como mínimo. (…) Según el toxicólogo David Ray, de la Universidad de Nottingham, citado por la BBC, una bombilla de baja energía tiene entre 6 y 8 miligramos de mercurio, cantidad que es por sí «muy pequeña». El peligro estriba en su acumulación en el cuerpo y especialmente en el cerebro por exposición repetida a ese metal (…)

En artículo de El Mundo además de todo esto hablaron también con la delegación de Osram en España, uno de los mayores fabricantes de bombillas de bajo consumo (lámparas fluorescentes compactas, CFL) para ver su punto de vista. Aunque dijeron que estaban esperando información más precisa desde la sede central de Alemania, afirmaron que les parecía que los datos no habían sido bien estudiados y que seguramente carecían de validez científica y que eran demasiado alarmistas.

En los últimos años se ha venido oyendo algo similar sobre los termómetros de mercurio de cristal «de toda la vida» y parece que aunque son contaminantes y la Unión Europea va a prohibir su comercialización en base a una nueva directiva (hacia 2010-2011) esto tiene más que ver con su efecto sobre el medio ambiente (desecho indecuado, vertidos) que con el peligro directo e instantáneo hacia las personas.

Se ha calculado que en termómetros médicos se emplean unas 25 ó 30 toneladas de mercurio al año, que de las 300 que consume la Unión Europea (que es poco menos del 10% de la demanda de 3.600 toneladas que hay en todo el mundo). Curiosamente, en cuando a las bombillas de bajo consumo, y aunque contengan algo de mercurio (unos 5 miligramos por bombilla), hay países como Australia donde serán obligatorias a partir de 2010, para reemplazar a las convencionales.

Como explica el toxicólogo de Nottigam, las cantidades de mercurio de las bombillas son demasiado pequeñas como para causar problemas en las situaciones típicas, como cuando –de forma bastante infrecuente– se rompe un termómetro en casa (o una bombilla), de modo que no queda del todo claro que las CFLs sean un peligro tan tremendo como podría deducirse de los titulares que están circulando.

En el sitio de expertos en leyendas urbanas Snopes.com, caracterizado por la calidad de su información ante «alertas de pánico social» como podría ser esta, tratan este tema bajo exactamente la misma idea que en el artículo: «¿Es cierto que cuando se rompen las bombillas de bajo consumo (CFLs) emiten cantidades peligrosas de mercurio para los habitantes de una casa?» Las respuestas que dan a las múltiples afirmaciones son que, si bien es cierto que el mercurio es peligroso, y también que el mercurio contenido en las bombillas realmente escapa al ambiente, es falso que el mercurio de una sola bombilla sea un grave peligro ni tampoco que haya que avisar al servicio de emergencias cuando algo como una simple rotura suceda.

Véase también:

Compartir en Flipboard Publicar / Tuitear Publicar