Droops Coffee Maker, vía Supercompressor, son cápsulas de café que prescinden del envoltorio desechable de aluminio o de plástico.
Inspirados en las bolas de caramelo, el cápsula es en realidad un recubrimiento de azúcar solidificado que contiene en su interior el café y la leche en polvo, aunque los componentes y sus proporciones varían según el tipo de cápsula.
Lo importante del asunto es que al preparar café con estas cápsulas no se genera ningún residuo, sino que toda la cápsula se disuelve durante el proceso.
Eso sí, por ahora es sólo un diseño conceptual, una idea expresada visualmente.
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Desechar una cápsula de aluminio o, peor aún, un cápsula de plástico, para hacer un simple y único café supone que por cada taza se genera un nuevo residuo que antes no existía —un residuo que además en muchos casos no se puede reciclar aunque te molestes en tirarlo al contenedor amarillo.
No es de extrañar que hasta John Sylvan, el inventor de las cápsulas de café, se arrepienta de haberlas ideado. Ahora Sylvan se dedica a la producción de electricidad de origen solar.
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Kill The K Cup, vía The Atlantic,
¡Aliens!, ¡monstruos!, ¡explosiones!... ¡cápsulas de café!