Por Nacho Palou — 26 de mayo de 2010

Imagen tomada por el satélite Terra de la NASA que muestra el florecimiento anual de fitoplancton frente a las costas de Irlanda, Reino Unido y norte de Francia.

El fitoplancton se alimenta de nutrientes presentes en el mar, buena parte de los cuales se depositan en la superficie procedentes de la arena arrastrada por el viento y de las cenizas volcánicas, cuya aportación de hierro influye notablemente en el florecimiento.

Sin embargo, según se explica específicamente en Phytoplankton Bloom in the North Atlantic "es poco probable" que las recientes erupciones del volcán islandés Eyjafjallajökull "hayan influido de forma apreciable dado que el Atlántico Norte ya es de por sí bastante rico en hierro y en estas aguas es común observar florecimientos masivos de fitoplancton cada primavera y verano."

Un exceso en el florecimiento de fitoplancton sin embargo puede ser perjudicial para el entorno dado que acelera su muerte y la "descomposición más o menos rápida de los organismos muertos puede llevar al agotamiento del oxígeno en el agua y, como consecuencia, a la muerte masiva de peces y otros organismos."

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