La idea del vídeo es muy ingeniosa: la tinta especial desaparece como por arte de magia a las 72 horas; esto permite usarla para notas o mensajes poco importantes. Simplemente dejando el papel reposar encima de la mesa queda listo para utilizar tras esos tres días, como por arte de magia.
La idea proviene de los «rotuladores mágicos» de los niños; la impresión fresca no es muy distinta de la habitual de cualquier impresora. ¿Cuánto cuesta uno de estos cartuchos? ¿Dónde se compran? De momento ni idea, porque se trata simplemente de un concepto puesto a prueba por Friends of Nature, una ONG medioambiental. ¡Se buscan químicos!
Según explican en el anuncio, más o menos 6 de cada 10 hojas de papel impreso se tiran a la basura tras haberlas leído una sola vez, así que con esto se podría ahorrar al menos la mitad de los «árboles muertos» con los que alimentamos nuestras voraces impresoras. ¿Una oficina sin papel? Teniendo en cuenta que ya está bien entrado el siglo XXI, ya va tocando.
(¡Gracias por la pista, Ricardo!)