6 de octubre de 2008
Jatropha Curcas
Jatropha curcas.
Por Esther Celma Los biocombustibles tienen una cara muy oscura: al usar materias primas vegetales, compiten con la alimentación, tanto de personas como de ganado; desplazan a miles de personas, a menudo por la fuerza, para las plantaciones, se destruye selva brasileña para cultivar palma y caña de azúcar y la biodiversidad disminuye drásticamente.

Los abonos emiten óxido nitroso -con efectos invernadero muy superior al del CO2- y este tipo de cultivos requiere grandes cantidades de agua. "De media, se consume en el mundo 1 metro cúbico por kilogramo de cereal. En España los consumos medios para una hectárea de maíz son de 6.400 m3, que pueden producir 3.500 Kg de maíz para alimentar 7 personas al año o 1.400 litros de etanol para un español recorrer 20.000 km. Este es el agua que consumen en media 100 españoles (la media en España es 60 m3/año) o 500 africanos".

Sin embargo, existe un cultivo que parece a salvo de estos enormes inconvenientes. Se trata de la Jatropha curcas. No compite con la alimentación, necesita muy poca agua -crece incluso en los desiertos- es muy resistente y de larga vida y uno de sus efectos más beneficiosos es que es un protector natural de la erosión del suelo.

Entre los cien beneficios de la jatropha, constan múltiples usos, desde aceite para máquinas y lámparas a fabricación de jabones y repelentes de insectos.

También parece encajar en la gran recomendación del informe Stern de evitar la deforestación para mitigar el cambio climático, y tiene un impacto social beneficioso, al poder ser un motor económico para sus productores.

No es casual, pues, que se conozca también a la jatropha como el oro verde del desierto.

Esther es periodista freelance. Corresponsal de El Vigía y adjunta de El Periódico en Tarragona. También colabora con TV3 y la Agencia Efe.

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