Por @Alvy — 25 de febrero de 2008
No abras la puerta del horno mientras cocinas a menos que sea estrictamente necesario.
Aunque el olorcillo que salga sea muy agradable, cada vez que abres la puerta la temperatura baja puede bajar hasta 4 ó 5 grados, derrochándose energía, además de que la comida tardará más en cocinarse.