Por Esther — 24 de mayo de 2009

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Imagen de satélite del área de estudio del Santuario de Jubail (Google Earth)

De los diez peores vertidos de pétroleo, en la Guerra del Golfo se provocó intencionadamente en 1991 el mayor de todos: entre 9 y 11 millones de bidones. Un surtidor continuo en el Golfo de Arabia, una hecatombe ecológica.

Para combatirlo, la colaboración internacional creó el Santuario de Jubail. Allí, se intervino en 400 kilómetros de costa y 4.200 kilómetros cuadrados terrestres para salvar corales, manglares, fauna y flora única y zonas de nidificación de aves y tortugas marinas.

Vistos los fallos del Exxon Valdez, no se repitieron los mismos errores logísticos ni de recursos.

Diez años más tarde, se había conseguido recuperar gran parte del ecosistema. La pega fue que atrajo otra vez actividad humana, con demasiada presión para un entorno todavía frágil. Actualmente, el Santuario de Jubail es una zona protegida que gestiona el gobierno de Arabia Saudí mediante la NCWCD.

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