Diseño del frontal aerodinámico del tren bala japonés (foto: JR Central Railway Technology) inspirado por la forma del pico de aves como el Martín pescador (foto: Sitio Web del Monasterio de Piedra)
¿Por qué malgastar tiempo y recursos en soluciones tecnológicas peores que las naturales? Esta es la premisa del Biomimicry Institute, que podría traducirse algo así como Instituto Mimético o Biónico.
Es una organización sin ánimo de lucro que quiere aprovechar la experiencia de miles de años de la naturaleza para infinitas aplicaciones mucho más eficientes que las totalmente artificiales y sin tantas consecuencias para el medio ambiente.
Estos son algunos de los múltiples ejemplos obtenidos. Hablan por sí solos.
El tren bala Shinkasen de de la compañía de ferrocarriles del Japón es uno de los más rápidos del mundo, con sus 200 millas por hora. ¿El problema? El ruido. Cada vez que el tren salía de un túnel retumbaba sin piedad por los cambios de presión del aire. ¿La solución? Imitar el pico del martín pescador en el frontal del tren. Este pájaro captura peces desde el aire buceando con su pico sin apenas salpicaduras. ¿El resultado? Un tren con menos turbulencias, un 10% más de velocidad y un 15% menos de consumo eléctrico.
Las plantas de loto, pese a su delicado aspecto, son unas excelentes repelentes del agua. Su suavidad es solo aparente. Sus hojas son un laberinto de grietas que atrapan el aire y el agua resbala por esta trampa, arrastrando con ella cualquier suciedad. Esta propiedad se ha copiado mediante aditivos incorporados a una nueva generación de pinturas, vidrios y textiles mucho más fáciles de limpiar.Es el caso de Greenshield, que ha desarrollado tejidos con el efecto loto que precisan hasta 8 veces menos productos químicos fluorados.
Nadie diría que las termitas, con su fama destructiva, sean toda una revelación arquitectónica. Pero así es. Eastgate, un complejo de oficinas de Harare (Zimbabwe), basa su sistema de aire acondicionado en el modo que usan las termitas para mantener la temperatura estable en sus nidos. Pese a que el exterior oscila de 42 a 3 grados, abren y cierran compuertas para que circule el aire caliente y el frío. Así consiguen mantenerla siempre a un grado.
De esta forma, Eastgate, diseñado por el arquitecto Mick Pearce y por los ingenieros Arup Associates, apenas necesita aire acondicionado y ha reducido en un 90% las necesidades de climatización.
También los seres humanos tenemos nuestras propias soluciones tecnológicas para imitar. Nuestros pulmones son unos eficientes secuestradores de carbono gracias a sus membranas, una enorme superficie y la enzima de la anhidrasa carbónica, que lo remueve del torrente sanguíneo miles de veces más rápido.
La empresa Carbozyme ha desarrollado filtros similares a los de nuestros pulmones y ha conseguido eliminar, en sus pruebas, más del 90% de CO2.
La naturaleza también presenta un patrón universal para moverse en el agua y en el aire reduciendo fricciones: la espiral que tienen desde las conchas marinas hasta los remolinos de las galaxias, la cola del camaleón o los poros de nuestra propia piel.
La compañía Pax Scientific ha aplicado esta geometría fundamental a la rotación mecánica de ventiladores, turbinas, rotores y hélices. Así han conseguido ahorros de energía del 10 al 85% y el ruido hasta un 75%.
Los investigadores de Biomimicry están convencidos que aún tenemos mucho por aprender de la vieja y sabia naturaleza... y que el modo más rápido de avanzar es imitando sus modelos.