Por Nacho Palou — 14 de marzo de 2017
En Phys.org, The science of carbon dioxide and climate,
La concentración de gases causantes del efecto invernadero, medido en partes por millón de dióxido de carbono (CO2), se ha incrementado de forma notable desde el inicio de la revolución industrial, el Siglo XVIII. Cuando los combustibles fósiles se queman para producir electricidad, para calentar o enfriar edificios, o para hacer funcionar máquinas, el dióxido de carbono que contienen se libera. La actividad humana libera grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, en torno a una tonelada cada segundo.
Los científicos han observado la consecuencia de esto: la temperatura promedio de la Tierra ha aumentado unos 0,8 grados desde 1900, con tendencia acelerada desde 1950. Y van ya tres años consecutivos [2014, 2015 y 2016] en los que se han registrados los incrementos más altos.
El calentamiento global tiene numerosas consecuencias: aumento del nivel del mar, cambios en los patrones de precipitaciones, aumento de la temperatura y de la acidez de los océanos, pérdida de superficie helada, etc.
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