Por @Alvy — 21 de mayo de 2020

Doordash and Pizza Arbitrage - Margins by Ranjan Roy and Can Duruk

Esta historia sirve como ejemplo perfecto de la práctica del arbitraje en los precios y de cómo a veces algunas empresas de entrega de comida a domicilio hacen cosas demasiado raras para intentar situarse en el mercado y hacer valor su «modelo de negocio». El caso es que los dueños de una pizzería se dieron cuenta de que un servicio de entrega de comidas a domicilio llamado DoorDash vendía sus pizzas al público, a domicilio, a 16 dólares aunque a ellos se las compraban en el restaurante al precio de carta: 24 dólares. Así que pensaron… ¿Qué nos impide comprar nuestras propias pizzas?

En el arbitraje uno se aprovecha de una diferencia de precios en el mercado para intermediar en la transacción, quedándose con el beneficio; un ejemplo sería que alguien venda un producto a 100 euros que luego alguien diferente quiere comprar a 120 euros, algo que funciona si por alguna razón el comprador y el vendedor no pueden realizar la transacción entre ellos (si pudieran, quien compra a 120 lo compraría directamente a 100 y se ahorraría dinero). De hecho el arbitraje funciona brillantemente cuando se puede vender «la cosa» antes por 120 para luego comprarla de forma segura a 100 (sin riesgos ocultos y sin intervalos temporales apreciables), algo que puede suceder por muchas razones en la práctica y en ciertos entornos. Se hace habitualmente con divisas, futuros en bolsa y otros instrumentos financiaros.

Para probar la teoría en la pizzería encargaron 10 de sus propias pizzas a través de la app y todo funcionó: llegó el repartidor de DoorDash, les pagó 240 dólares y luego por otro lado les cargaron en la tarjeta de crédito 160 dólares, que era la «oferta» que anunciaba DoorDash. Las pizzas llegaron al lugar acordado, la casa de un amigo compinchado. El resultado es que ganaron 80 dólares. Pero habían tenido que elaborar 10 pizzas –con sus costes– y ahora su amigo tenía 10 pizzas que comer, lo cual de todos modos era un problema menor: los 80 dólares ya daban para cubrir la elaboración e ingredientes –6,50 dólares por pizza ,más 0,50 dólares de la caja– pero dejaba sólo un dólar por pizza de «beneficio limpio», 10 dólares en total, sin tener en cuenta otros costes del restaurante.

La solución fue repetir la operación pero no poniendo nada más que masa de pizzas en las cajas, sin cocinar y sin ingredientes. Su coste era prácticamente cero y además… ningún cliente se iba a quejar porque no había cliente. Recibieron 240 dólares y como costes pagaron 160 + 5 dólares del coste de las cajas, lo que les dejó un beneficio limpio de 75 dólares. La cosa mejoraba considerablemente.

Algo que curiosamente no mencionan es la posibilidad de reutilizar las pizzas: bastaría volver a llevarlas al punto de origen para revenderlas de nuevo, reduciendo así el coste –que en en este punto son básicamente las cajas– a cero. Sí que mencionan una especie de visión de una estrategia en la que dos pizzerías se ponen de acuerdo y se las envían de una a otra, reutilizando las cajas y haciendo igualmente efectivo el arbitraje; al fin y al cabo quien acaba perdiendo dinero es el intermediario que paga el «descuento». También dicen que en ocasiones los dueños pueden acordar con los repartidores que devuelvan las cajas tras la entrega (a cambio de una propina), pero pasa por alto que también se les suele dar propia, lo cual habría que añadir a los costes.

Otro asunto relevante que sí que mencionan es que al final descubrieron parte del truqui del asunto que es la forma en que trabajan algunas de esas empresas con los restaurantes. Lo que había sucedido es que se habían vistos envueltos en lo que DoorDash llama un test de demanda: sin pedir permiso copian la carta completa de la web de la pizzería con los precios originales y los ofrecen con descuento (en este caso 16 dólares en vez de 24). Si la cosa funciona al cabo de unas semanas negocian un acuerdo con la pizzería para que se incorpore a su plataforma, a precio normal (24) pero cobrándoles una comisión (10, 20, 25% o similar). Dado que la empresa puede demostrar que ha tenido muchos pedidos a través de su app ,parece un trato seguro. Otra cosa es que esos pedidos se deban a los agresivos descuentos más a que su popularidad, o que los restaurantes acepten tener que vender por debajo del precio que ya tienen fijado.

La historia completa puede leerse en primera persona en el blog Margins: Doordash and Pizza Arbitrage (Doordash y el arbitraje de la Pizza) y también en Gizmodo: DoorDash ‘Pizza Arbitrage’ Shows the FUBAR Economics of Delivery Apps (El arbitraje de la pizza de DoorDash muestra lo sumamente jodido que está el modelo económico de las apps de comida a domicilio.)

{Foto (CC) PXHere}

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