En comercios y todo tipo de transacciones utilizamos lo último en tecnología para guardar la más primitiva forma de autenticación: la firma personal. Pero en realidad mucha gente ni siquiera hace eso: firma en los recuadros de las maquinitas (o en papel) con garabatos, trazos e incluso dibujos que nadie reconocería como un nombre – y que ni siquiera coinciden con la firma real. Alguien lo comprobó pidiendo a la gente que «dibujara cosas» en vez de firmar: en el registro quedaron guardados dibujos de muñecos, trazos geométricos y hasta un caballo.
Lo cierto es que desde hace años los bancos y entidades emisoras de tarjetas simplemente no comprueban las firmas en tiempo real, ni tampoco a posteriori. Tan solo se utilizan si hay algún tipo de reclamación – y hay formas mejores de comprobar la validez de las transacciones y evitar los fraudes. Las primitivas firmas son simplemente «algo que está ahí porque lo piden los abogados» pero va siendo reemplazado poco a poco por números secretos (PINes). ¿Hay algún problema legal por firmar con el dibujo de una jirafa? «No es la situación ideal» –dice una experta– «pero tampoco se quebranta ninguna ley al hacerlo.» [Fuente: Planet Money.]
{Foto: VIP black metal credit card (CC) Pure Metal Cards @ Flickr}