Por @Alvy — 4 de octubre de 2023

Almacén de Amazon en San Fernando, Madrid (CC)-by Alvy

Que triquiñuelas para vender más y más caro en internet hay una infinita variedad ya lo sabíamos. Ahora parece que Amazon también los ha usado en forma de algoritmos de laboratorio para aumentar sus precios y conseguir mayores márgenes. El caso es que la Comisión Federal de Comercio (FTC) de los Estados Unidos lo ha incluido como parte de su demanda antimonopolio por usarlo para manipular los precios de los productos de la tienda, según cuenta el Wall Street Journal.

Como es sabido, Amazon vende sus propias marcas y productos en su tienda, junto con las de marcas competidoras. Por pura necesidad de mercado, esto hace que todas las marcas y tiendas ajusten esos precios constantemente, buscando un punto en el que resulten atractivos para los clientes, compitan con el resto de marques pero les quede cierto beneficio. Capitalismo en estado puro.

El algoritmo de Amazon, llamado internamente Proyecto Nessie, alteraba los precios precisamente en base a este efecto. Normalmente, cuando una marca bajaba sus precios o hacía ofertas, Amazon igualaba los precios, lo que arrastraba a otras marcas, que se quedaban «ancladas» y obligadas a vender muchas veces sin beneficio o por debajo de costes. Pero Proyecto Nessie también actuaba principalmente al contrario: Amazon subía el precio de algunos de sus productos para ver si las demás marcas le seguían, comprobando de ese modo hasta dónde se podía llegar (aumentando su beneficio) hasta que los competidores a menos que los competidores prefirieran vender un poco más barato, momento en que si no le seguían dejaba de aumentar los precios.

La FTC viene a decir que Amazon consiguió unos 1.000 millones extra de dólares en beneficios con estas «pruebas algorítmicas», de las que los únicos perjudicados eran los consumidores, que vieron como en diversas categorías de productos los precios fluctuaban al alza sin razón aparente. Amazon al final acaba beneficiándose tanto de las ventas de sus propios productos como de las comisiones que cobra a otras marcas y tiendas por estar en su plataforma, que en vez de fijar sus precios libremente se ven abocados a este juego de subidas y bajadas para no quedar fuera de juego (o ser relegados a las «profundidades» del buscador y del catálogo). La empresa afirma que ese algoritmo ya no está activo porque no funcionó como pretendían.

Además de esto, en el artículo del Wall Street Journal, donde explica más en profundidad la demanda antimonopolio, también se menciona que los clientes finales tienen todo tipo de problemas para distinguir los productos que son del catálogo con los que aparecen destacados como publicidad, lo cual degrada su experiencia de compra. Quien haya entrado hace poco en Amazon habrá comprobado que tras buscar cualquier producto es casi imposible evitar que la plataforma te muestre algo que no sea anuncios en las primeras posiciones, se ordene por el criterio que se ordene; muchas veces incluso se busca una marca y aparecen otra totalmente alejadas de lo que la persona quiere comprar.

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