En The New York Times, la increíble historia de cómo con un poco de imaginación y jeta se puede montar todo un negociete: Tips on Reducing Cable and Phone Bills From Ethically Ambiguous Experts.
La idea es sencilla: los clientes dan todos los datos sobre su contrato de telefonía/cable/Internet a BillFixers, una empresa intermediaria, que se hace «pasar por ellos» para negociar el mejor descuento.
El ahorro se divide a medias entre las dos partes, el cliente final y BillFixers. Un ejemplo típico es alguien con una factura mensual combinada de 100 dólares mensuales por teléfono, móviles, internet y canales extra podría renegociarse, digamos a 80 euros al mes; el cliente se ahorraría 240 dólares al año y con esta gestión se los repartirían a medias (120 para el cliente, 120 para BillFixers).
De los datos más curiosos que explica el artículo están que la impersonación es total: BillFixers nunca dice a los teleoperadores de las empresas que negocia con intermediarios; utilizan únicamente técnicas de negociación «normales». Es como encargarle el trabajo a una madre. Solo que con el 95 por ciento de eficiencia, que es su efectividad.
Cómo negociar buenas condiciones
Entre las técnicas de negociación agresivas explican que siempre hay que comenzar diciendo aquello de «Quiero darme de baja» para entrar en el juego de la negociación; las empresas tienen departamentos de Retención con operadores dedicados exclusivamente a convencerte de que no te vayas, ofreciendo descuentos, meses gratis, canales sin coste y otras zarandajas.
Otra idea importante es la de no atarse con contactos con permanencia, para poder cambiar de compañía o condiciones de contrato. E incluso reclamar las famosas ofertas «solo para nuevos clientes» que no se ofrecen a los clientes-de-toda-la-vida – algo que fastidia especialmente a la gente. Una forma de hacerlo es pedir que te traten como un «nuevo cliente de otro servicio»; a veces manipular con el lenguaje funciona. La clave: dar a entender que tienes todo el tiempo del mundo durante las llamadas (gratuitas) para que puedan consultar ofertas, promociones, etc.
Lo que me asombró de todo el asunto es cómo estos ingeniosos personajes han conseguido montar un negocio tan útil para la gente y que requiere tan poca inversión y esfuerzo: básicamente es hablar por teléfono; sería aplicable a muchos otros campos. ¿Es ilegal, inmoral o algo así? No lo parece. Al final lo que los clientes quieren (pagar menos) se hace coincidir con lo que las grandes empresas quieren (clientes, aunque a costa de ajustar un poco sus precios) y todos contentos.