Por @Wicho — 7 de abril de 2022

De izquierda a derecha: Ariane 6, New Glenn y Vulcan Centaur – Arianespace, Blue Origin y ULA vía
Puesto de control de repostaje de un KC-46. Arriba, los monitores del sistema panorámico; abajo los del RVS - USAF/Cabo mayor Cody Dowell

Una de las pocas que no vende todavía Amazon son lanzamientos espaciales. Por eso se ha tenido que comprar ni más ni menos que hasta 83 lanzamientos para poder poner en órbita los satélites de su constelación Kuiper de acceso a Internet. Si no me equivoco es la mayor compra de lanzamientos de una tacada de la historia. Amazon no ha dicho cuánto le van a costar pero debe ser una parte importante del coste total estimado de la constelación, que es de 10.000 millones de dólares.

Kuiper constará de 3.236 satélites, de los que al menos la mitad tienen que estar en órbita antes de mediados de 2026 para que a Amazon no le caduquen las autorizaciones de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de los Estados Unidos. Y el resto en otros tres años más. Así que la cosa le corre un poco de prisa.

Y como no hay ningún operador de lanzamientos en el planeta que tenga esa capacidad a corto plazo –salvo, quizás, SpaceX y con ella no van a contratar– los lanzamientos se reparten entre Arianespace con el Ariane 6, Blue Origin¹ con el New Glenn, y United Launch Alliance (ULA) con el Vulcan Centaur. Se llevan, respectivamente, 18, 12 con opción a otros 15, y 38 lanzamientos. En total, los 83 posibles lanzamientos mencionados en el título de esta anotación. Cada Ariane 64 lanzará entre 35 y 40 satellites por misión según la órbita en la que haya que colocarlos. Cada New Glenn podrá con 61; y cada Vulcan Centaur con 45. El tirar de tres proveedores también añade una capa de redundancia en el caso de que uno de los cohetes quede fuera de servicio por la causa que sea.

Las respectivas notas de prensa de cada una de las empresas agraciadas están en:

A estos 83 lanzamientos hay que sumar el lanzamiento de dos satélites de prueba que la empresa tiene contratados a bordo de un cohete RS1 de ABL Space Systems y otros nueve lanzamientos que ya había contratado en otros tantos Atlas V de ULA.

Pero es importante tener en cuenta que, igual que el RS1, ninguno de los tres cohetes contratados en esta tanda ha entrado aún en servicio y que es poco probable que ninguno de los tres lo haga antes de que termine 2022. El Ariane 6 iba a volar antes de finales de 2020 pero entre los retrasos típicos de estos desarrollos y la covid, ya parece poco probable que lo haga antes del año que viene. Y en cualquier caso algunos de los lanzamientos de Amazon necesitan de una versión mejorada con propulsores laterales más potentes que aún entrarán en servicio más tarde. El New Glenn, por su parte, tenía que haber volado por primera vez en 2020. Y el Vulcan Centaur en 2019. Pero aparte de temas pandémicos los desarrollos tanto del New Glenn como del Vulcan Centaur se ha visto impedidos por los problemas con el desarrollo de los motores BE-4 de Blue Origin que usarán ambos.

En cualquier caso es una noticia estupenda para las tres empresas contratadas por Amazon ya que en principio fortalece el modelo de negocio de cada uno de sus tres cohetes. Especialmente, diría yo, en el caso del Ariane 6, que parecía destinado básicamente a hacer lanzamientos institucionales europeos.

Aunque tienen que ponerse las pilas para poner en servicio sus nuevos cohetes y asegurarse de que tienen la infraestructura necesaria para soportar la cadencia de lanzamientos que va a necesitar Kuiper. Tory Bruno, el director ejecutivo de ULA, por ejemplo, ya ha dicho que va a construir una tercera plataforma móvil de lanzamiento, un nuevo edificio de ensamblado de cohetes, una nueva barcaza para el transporte de los cohetes de la fábrica a la plataforma de lanzamiento, una nueva línea de robots para construir segundas etapas Centaur, que contratará a cientos de personas más, y que sus proveedores principales también tendrán que hacer ampliaciones en sus factorías.

Lo que no parece preocupar mucho a las autoridades que dan los permisos para crear estas constelaciones es el efecto que miles de satélites tienen sobre el cielo nocturno. Y Kuiper no es ni de lejos la constelación que más satélites va a tener. Pero mientras no haya leyes nacionales, aunque mejor sería internacionales, que regulen esto, poco hay que hacer.

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¹ Sí, Blue Origin es de Jeff Bezos, el fundador de Amazon, pero técnicamente es otra empresa. Así que no, Amazon no vende lanzamientos espaciales. Al menos por ahora.

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