Por @Wicho — 9 de octubre de 2020

Esta semana ha llegado a la Estación Espacial Internacional (EEI) un nuevo váter, también conocido como inodoro o, en términos menos técnicos, cagadero. Y no sé si es una casualidad o no pero Chris Cassidy ha aprovechado para publicar el vídeo How to use the Bathroom in Space en el que explica cómo se va al servicio en el espacio. Aunque en realidad es cómo se va al servicio en la EEI, que al menos tiene inodoros. Que por lo visto esa es la pregunta más frecuente que le hacen acerca de vivir en el espacio.

Como no podía ser de otra forma a bordo de la Estación el servicio no se llama servicio ni baño ni nada normal. La NASA le pone acrónimos a todo y en este caso estamos hablando del WHC, el Waste and Hygiene Compartment, Compartimento de desechos e higiene. Es una especie de cubículo de tres paredes adosado a una de las paredes del módulo Tranquility. Y aunque esas paredes le dan una cierta intimidad dice Chris que en realidad es una zona de paso frecuente: a un lado está la cinta para correr, al otro la máquina de pesas, y en frente está la cúpula.

En cualquier caso también dice que cuando tienes ganas de ir, tienes ganas de ir. Que la sensación es la misma que cuando estás en tierra; que no cambia en absoluto a pesar de estar en caída libre.

El inodoro propiamente dicho consiste en un depósito para heces con tapa y asiento con capacidad para almacenar el producto de unos 30 usos y un tubo para recoger la orina que termina en un embudo. La orina, en condiciones normales de uso del WHC, va directamente al sistema de reciclado de agua de la Estación y así el pis de hoy se convierte en el café de mañana. El depósito de heces hay que vaciarlo a mano cuando se llena.

Todo esto dispone de dos paneles de control para comprobar que todo está en orden. Ríase usted de los WC japoneses y su miríada de botones. Como no podía ser de otro modo tienen una lista de comprobación para usarlo pensada especialmente para las personas nuevas a bordo que igual aún no le tienen cogido el truco. Y claro, hay otra para solucionar problemas cuando algo falla.

Si los paneles de control indican que todo está OK el sistema se activa girando un interruptor que hay en el extremo del tubo de la orina. Eso activa los ventiladores que producen succión tanto en el tubo como en el asiento. Y es que en caída libre no está la gravedad para ayudar a llevarse el pis y la caca. Pero una vez activado compruebas que hay succión poniendo la mano o con un pañuelo de papel antes de ponerte a hacer nada; no vaya a ser que haya una fuga de aire en algún sitio y que aunque los ventiladores estén en marcha la cosa no tire. Por cierto que el váter nuevo recién llegado ala Estación está diseñado también pensando en la anatomía femenina, algo que claramente no sucede con los que había antes.

Pero no os preocupéis: a la hora de hacer la demostración práctica Cassidy usa una bolsa con agua para mostrar cómo se hace pis. Y al terminar, como buen compañero, limpias con una toallita desinfectante, apagas y listo.

A la hora de defecar, y tras abrir la tapa, tienes que colocar el trasero en la posición adecuada para que quede más o menos centrado en el agujero del asiento, que mide algo menos de 15 centímetros. Esto, aunque suene a broma, se practica antes en tierra con un simulador que tiene una cámara dentro que enfoca hacia arriba. Supongo que se practica en la intimidad.

Por su parte el perímetro interior del asiento tiene una serie de agujeros por los que se inyecta aire que tiene como objetivo alejar las heces el cuerpo de quién esté usando el cagadero. Por eso es importante conseguir el mejor sellado posible entre culo y asiento, lo que tampoco es fácil en caída libre. De hecho suelen tener que agarrarse al inodoro con las manos so penas de irse flotando al a mínima.

Las heces quedan recogidas en una bolsa de plástico que está ajustada al asiento por dentro. Al terminar la cierras, la comprimes para abajo si queda sitio, y pones otra nueva. En ese momento del vídeo se aprecia cómo el váter hace succión porque la bolsa nueva se coloca con una especie de pop en su sitio. Y listo.

Lo que no se hace por ahora es reciclar las heces, aunque sería interesante porque son como un 70% de agua. En lugar de eso se congelan y cada cierto tiempo se deshacen de ellas poniéndolas en el interior de una de las cápsulas de carga que visitan periódicamente la Estación. Salvo la Dragon de SpaceX todas las demás terminan su misión desintegrándose en la atmósfera. Caca incluida.

¡Ah, la glamurosa vida de los astronautas!

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