テレメや最終姿勢から再現すると、SLIM着陸の瞬間はこんな感じだったんですかね?
— S_朝霧@VRC (@s_asagiri_v) January 26, 2024
(さすがに接地後の動きは推測ですが)#天文仮想研究所 pic.twitter.com/qobGS7gdUp
El pasado día 19 el aterrizador lunar SLIM de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) se posaba sobre la Luna de una sola pieza, o eso parecía. Esto convertía a Japón en el quinto país en conseguir aterrizar en nuestro satélite. Pero pasados los momentos de euforia iniciales, la JAXA desconectó el seguimiento en directo para volver unas horas después con la noticia de que los paneles solares no estaban produciendo electricidad. Y ahora sabemos por qué: SLIM quedó clavado de morro en el regolito lunar en lugar de tumbado sobre un lateral con los paneles solares orientados hacia el Sol como estaba previsto.
Eso ya parecía indicarlo la telemetría recibida durante el descenso. Pero la prueba definitiva, sin necesidad de concienzudos estudios, ha sido esta foto tomada por el rover LEV-2, que fue liberado por SLIM poco antes de aterrizar. LEV-2 envió esta imagen a través de LEV-1, el otro rover que iba a bordo de SLIM, que sí tiene la capacidad de comunicarse con la Tierra.
SLIM fotografiado por el rover LEV-2, cuyas ruedas se ven en primer plano a ambos lados de la parte inferior de la imagen – JAXA
De todas formas tiene un enorme mérito que SLIM, que por cierto viene de Smart Lander for Investigating Moon, Aterrizador inteligente para investigar la Luna, haya conseguido posarse aunque sea cabeza abajo: a unos 50 metros de altura uno de sus dos motores principales experimentó una explosión que de hecho hizo que se desprendiera su tobera, como se puede ver en algunas imágenes.
La tobera recién desprendida y aún cayendo hacia la superficie se ve en el círculo rojo de la imagen de la derecha; la de la izquierda sirve como referencia para poder ver los distintos elementos nuevos que aparecen en la de la izquierda – JAXA
A pesar de ello el sistema de navegación y control pudo compensarlo con el otro motor principal y los motores de maniobra justo hasta el momento de tener que tumbarse de lado, cuando las cosas se torcieron un poco. Así que ha conseguido cumplir el objetivo mínimo de la misión, que era aterrizar de forma suave en la Luna, y también su objetivo final, que era posarse a menos de 100 metros de distancia del punto escogido. Según la JAXA, lo ha hecho a unos 55 metros de él, aún con un motor reventado.
Además no es descabellado que pueda conseguir el objetivo extra de funcionar durante un periodo prolongado sobre la superficie de nuestro satélite: es posible que, con el cambio de la posición del Sol, por fin sus paneles solares puedan producir electricidad y que pueda despertar. Por eso la JAXA lo puso en hibernación a las pocas horas de aterrizar con el objetivo de que la batería no se agotara del todo.