La Tierra vista por Peregrine pocas horas antes del fin de su misión – Astrobotic
El pasado 8 de enero el primer cohete Vulcan en volar ponía de camino hacia la Luna al aterrizador Peregrine de Astrobotic. Pero si bien el lanzamiento fue perfecto a las pocas horas de la separación del aterrizador de la etapa superior del cohete la empresa se encontró con un problema con el sistema de propulsión del aterrizador. Ese problema iba a impedir que se posara en la Luna. Y de hecho la misión del aterrizador ha terminado hace unas horas con una reentrada controlada en la atmósfera de la Tierra en la que se han desintegrado tanto él como sus cargas útiles.
Peregrine, en su misión Peregrine Mission One (PM1), formaba parte de la iniciativa Commercial Lunar Payload Services (CLPS, Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar) de la NASA para llevar ciencia y tecnología a la superficie lunar. tenía que haber aterrizado en la Luna el 23 de febrero. De haberlo conseguido, Astrobotic se habría convertido la primera empresa privada en completar con éxito un alunizaje. Pero no pudo ser.
Impresión artística de Peregrine en la Luna – Astrobotic
Eso sí, el aterrizador ha durado mucho más de lo que la propia Astrobotic pensaba, pues al principio estimaban que el día 11 se quedaría sin propelentes y por tanto dejaría de poder apuntar al Sol con su panel solar. Así que durante los aproximadamente diez días que estuvo en el espacio se activaron cuatro de los cinco instrumentos que llevaba a bordo –el quinto era un reflector láser pasivo que no requiere activación alguna– para aprovechar para comprobar su funcionamiento y el del resto de los sistemas de a bordo.
De hecho llegó a alejarse de la Tierra a más distancia que la Luna, lo que era parte de su trayectoria prevista, que tenía que haber modificado usando sus motores para terminar entrando en órbita alrededor de la Luna y luego poder posarse en ella.
Trayectoria de Peregrine – Astrobotic
Pero como no había forma de asegurar un alunizaje con el combustible que quedaba a bordo Astrobotic, de acuerdo con la NASA, modificó su trayectoria para que reentrara sobre el Pacífico al norte de Nueva Zelanda, lo que ocurrió sobre las 22:04 de la pasada noche, hora peninsular española (UTC +1). Es una opción mucho más responsable que esperar a que se terminaran los propelentes y que Peregrine quedará en órbita sin control.
Ahora toca estudiar los datos recogidos para determinar si realmente el origen del fallo fue que no se cerrara una válvula que permitía entrar helio en el depósito de oxidante para presurizarlo. Al no cerrarse la presión en el depósito habría superado su límite de resistencia, lo que a su vez lo habría hecho reventar, y de ahí la fuga. Si eso se comprueba, toca ver qué cambios hay que hacer antes del lanzamiento de un segundo aterrizador Peregrine. De los fallos también se aprende.
Eso sí, me parece muy importante destacar la enorme transparencia que Astrobotic ha demostrado durante la duración de la misión, con actualizaciones claras y frecuentes.