Por @Wicho — 20 de octubre de 2018

Tras un lanzamiento perfecto el Mercury Composite Spacecraft (Nave Compuesta para Mercurio, MCS), que es el conjunto que forman el Mercury Planetary Orbiter (MPO), Orbitador Planetario de Mercurio de la Agencia Espacial Europea; el Mercury Magnetospheric Orbiter, Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO) de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial; el MMO Sunshield and Interface Structure (MOSIF), un parasol para proteger al MMO durante la travesía; y el Mercury Transfer Module, Módulo de Transferencia a Mercurio (MTM), que básicamente contiene los motores y el sistema de guiado que llevará todo el conjunto hacia Mercurio, ya está en contacto con el control de la misión y sus paneles solares están desplegados.

Los módulos de la misión

Pero en este caso el lanzamiento era casi lo más sencillo: al MCS le quedan algo más de 7 años de viaje durante los que usará una asistencia gravitatoria de la Tierra, dos de Venus y siete de Mercurio para perder velocidad, además del trabajo que hagan sus motores de iones, para ir perdiendo velocidad y así poder entrar en órbita alrededor del planeta en enero de 2026.

Al final de este largo viaje de 9.000 millones de kilómetros, en el que habrá orbitado el Sol 18 veces, por fin se separarán los cuatro componentes del MCS, descartándose el MTM y MOSIF para que el Mercury Planetary Orbiter y el Mercury Magnetospheric Orbiter puedan empezar a estudiar Mercurio.

Se puede seguir la misión en Twitter como @BepiColombo, aunque los distintos módulos -salvo MOSIF– tienen también sus propias cuentas.

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