Hace unas horas un cohete Larga Marcha 8 colocaba en órbita de transferencia lunar el satélite Queqiao 2. Su objetivo inmediato es hacer de relé de comunicaciones para la misión Chang'e 6, que tiene como objetivo tomar muestras de la superficie del lado oculto de la Luna y traerlas a la Tierra para su posterior análisis. Pero seguirá allí de cara a futuras misiones como las Chang'e 7 y Chang'e 8.
Al principio estará en una órbita que le permitirá estar en contacto continuo con el aterrizador de la misión Chang'e 6 y la Tierra para que el control de la misión pueda ahacer un segumiento 24/7 de sus andanzas. Pero cuando la cápsula de muestras ya esté de camino a casa Queqiao 2 cambiará su órbita por una de 300×8.600 km de altitud, con una inclinación de 54,8° respecto al ecuador lunar que le permitirá sobrevolar el lado oculto de la Luna durante ocho de las doce horas que tendrá de periodo la órbita. Será la órbita en la que se quede durante el resto de su vida útil, prevista en diez años.
Aparte de su función como relé de comunicaciones, igual que su predecesor, lleva a bordo un detector de neutrones para estudiar la magnetosfera de la Tierra (GENA); una cámara que ve en el ultravioleta extremo para estudiar la plasmasfera de nuestro planeta (EUC); y utilizará su antena para hacer radioastronomía desde la Luna en conjunción con otros radiotelescopios basados en tierra.
Tanto su antena, de 4,2 metros de diámetro, como sus paneles solares están ya desplegados, así que sólo queda esperar que su viaje para entrar en órbita alrededor de la Luna discurra sin problemas.
Queqiao 2 durante las pruebas de despliegue de su antena – CLEP
Lo acompañan en su camino los satélites experimentales Tiandu 1 y Tiandu 2. Su misión es volar en formación alrededor de la Luna para validar nuevas tecnologías para la calibración de la navegación en órbita lunar y la transmisión de señales desde allí.
El lanzamiento de la misión Chang'e 6 está previsto para mayo de este año. Chang'e 7 y Chang'e 8 están programadas, respectivamente, para 2027 y 2028. Ambas tienen como objetivo el polo sur de la Luna, que atrae a todas las agencias espaciales como posible ubicación de una futura base tripulada.
Chang'e 7 incluirá un orbitador, un módulo de aterrizaje, una minisonda móvil y un rover; Chang'e 8 es una misión similar pero sin orbitador.
Está claro que China va a por todas en la nueva carrera espacial.