El 11 de abril de 2006 la sonda Venus Express de la Agencia Espacial Europea llevaba a cabo con éxito la maniobra de inserción orbital que permitió que la gravedad de Venus la capturara. Esta maniobra ponía el punto final a un viaje de 153 días y 400 millones de kilómetros.
Diseñada para durar 500 días la Venus Express estuvo, sin embargo, en servicio durante cerca de nueve años, hasta que el 18 de diciembre de 2014, agotado ya su combustible, y en órbitas cada vez más bajas para poder estudiar desde más adentro la atmósfera de Venus, la ESA anunciaba el fin de la misión.
Los siete instrumentos que llevaba a bordo le permitieron obtener imágenes del planeta en distintas longitudes de onda, medir la interacción de su atmósfera con el viento solar, medir su campo magnético y sus cambios debidos al citado viento solar, y estudiar la composición de su atmósfera y de su superficie.
Venus visto por la Venus Express – ESA/MPS/DLR/IDA, M. Pérez-Ayúcar & C. Wilson
Algunas de sus descubrimientos más importantes han sido la existencia de vulcanismo activo en Venus, que el planeta gira ahora más lento que cuando lo visitó la sonda Magallanes de la NASA entre 1990 y 1994, pues ahora los días duran allí hasta 6 minutos y medio más, o que hay una capa extremadamente fría en la de otra forma enormemente cálida atmósfera venusiana, en concreto una capa a –175 grados a unos 125 kilómetros.
Venus es uno de los cuerpos del sistema solar que más veces hemos visitado, con varias sondas que lo han sobrevolado y orbitado, y con varios aterrizadores que han llegado a su superficie, aunque estos siempre han durado muy poco por las durísimas condiciones de presión y temperatura reinantes en ella.
El lugar de la Venus Express ha sido ocupado por la sonda Akatsuki de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial, que tras un azaroso periplo de más de cinco años por el espacio está a punto de comenzar sus observaciones, que se centrarán en el estudio de la atmósfera de Venus.
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