Por Nacho Palou — 5 de julio de 2017

Estos son algunos de los desafíos que supone para un humano viajar a Marte. Es probable que alguna suene dramática, pero el caso es que por h o por b para un humano viajar a Marte y vivir allí es bastante chungo, especialmente yendo en la primera oleada de colonos.

Seguramente el vídeo se deje algún que otro pero importante por el camino incluso dando por hecho que en la misión irían médicos y cirujanos y peluqueros. Y dentistas, que a las muelas les encanta fastidiar cuando el dentista más cercano está a 100 millones de kilómetros.

  • Para empezar están las fuerzas G causadas por el despegue, sin contar los riesgos propios del lanzamiento (fallo en el cohete o despresurización).
  • Después viene la exposición a la radiación solar una vez que se abandona la protección de la atmósfera terrestre y se está varios meses en medio del espacio. Esta exposición aumenta el riesgo de desarrollar cáncer y puede causar daños en el sistema nervioso central.
  • Tal vez antes de despegar te interese deshacerte de la vesícula biliar y del apéndice para evitar el riesgo de que revientes por los cambios de presión.
  • Prepárate para los efectos de la falta de gravedad, con los líquidos corporales moviéndose por todo el cuerpo causando dolores de cabeza, ceguera temporal y náuseas.
  • Debido a lo limitado del espacio disponible deberás vestir la misma ropa durante mucho tiempo. Los astronautas llegan a pasar una semana entera con los mismos calzoncillos. Y beben agua obtenida de su orina.
  • Tendrás que hacer ejercicio físico, al menos dos horas al día: en el espacio se pierde hasta el 1 por ciento de los minerales y de la densidad de los huesos cada mes.
  • El sexo puede ayudar con esto, pero la ausencia de gravedad complica la interacción y hasta la postura más sencilla. Eso sin contar con que haya alguien a bordo que también esté dispuesto a recibirte en su saco de dormir.
  • Una vez en Marte te darás cuenta de la diferencia de temperatura: Marte está más lejos del Sol que la Tierra y su temperatura en superficie varía entre los 140 grados bajo cero y los 30 grados.
  • La atmósfera de Marte es una 100 veces menos densa que la atmósfera terrestre, así que la atmósfera de Marte protege poco contra la radiación solar.
  • Así que probablemente tendrás que vivir en un cascarón de plástico o bajo tierra, sudando como un pollo dentro de un traje espacial de 20 kg que evita que la falta de presión atmosférica haga hervir tus líquidos corporales.
  • La comida... bueno, toda deshidrata y en cómodas porciones. Al menos hasta que el botánico de la misión sea capaz de cultivar algo fresco.
  • Compartir las estrecheces del refugio puede dificultar las relaciones con otros marcianos, tanto para hacer amigos como para lograr cierta diversidad genética. Hacen falta entre 10.000 y 40.000 individuos al menos para alcanzar una diversidad genética lo suficientemente saludable.

Y antes de pasar por todo eso hay que superar las pruebas de astronauta que en cualquier agencia espacial son duras y rigurosas, física y mentalmente. O tener ahorrados 200.000 dólares y saltarse las pruebas de selección de una agencia espacial, arriesgándose a viajar a Marte preparado entre lo justo y nada y —lo que es peor— hacerlo acompañado de otros intrépidos igual de mal preparados que uno mismo.

Los colonos amateur tienen todavía más papeletas de acabar siendo el fertilizante para el huerto de los futuros colonos — según el MIT apenas durarían un par de meses allí: antes de 68 días los colonos morirían de hambre, deshidratación o abrasados en una atmósfera explosiva (rica en oxígeno) si esto de colonizar marte se hace alegremente y a base de voluntarios.

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