Por @Wicho — 5 de enero de 2022

Con el espejo secundario desplegado y ya en su posición definitiva por fin podemos decir que el telescopio espacial James Webb ya es un telescopio. Es cierto que aún quedan las dos alas laterales del espejo primario por desplegarse pero la luz puede reflejarse del primario al secundario y del secundario al terciario. Así que es como si el Webb acabara de abrir los ojos. De hecho el Webb se podría usar sin las dos alas del espejo primario, aunque funcionaría muy por debajo de los objetivos para los que fue diseñado. Y además es la primera vez que tanto el parasol como el espejo secundario están completamente desplegados a la vez.

El Webb plegado dentro de la cofia del Ariane 5El espejo primario del Webb tiene una curvatura con un radio de un poco menos de 16 metros. Así que si se pudieran colocar los instrumentos a esa distancia de él no haría falta un secundario. Pero si el Webb tuvo que ser lanzado plegado es porque en su configuración de trabajo no cabía en ningún cohete. Y menos si hubiera tenido que medir esos 16 metros más lo que midieran los instrumentos y el módulo que alberga los sistemas de control, comunicaciones y propulsión.

Así que la solución –igual que con muchos telescopios terrestres de los de aficionado a los más profesionales y grandes– fue hacer del Webb un telescopio de tres espejos anastigmático. Más en concreto es un telescopio Korsch, cuyo diseño corrige la aberración esférica, el coma, el astigmatismo y la curvatura de campo.

Doblando la luz

Así, se pone un espejo secundario frente al primario que «dobla» la luz de vuelta hacia él, lo que permite hacerlo más corto. En el caso del Web el espejo secundario, construido en berilio y recubierto con oro como los segmentos del principal, mide 74 centímetros de diámetro. Lo sujetan tres soportes de casi 8 metros de largo que se extienden desde el espejo primario y que se ven en la foto del tuit insertado. Son tubos huecos de material compuesto, con un grosor de aproximadamente 1 milímetro. Suponen una pérdida de superficie efectiva de 0,9 m² del espejo principal pero a cambio hacen todo el conjunto más manejable. Y en cualquier caso aún quedan 25,4 m² útiles. Es, con diferencia, el espejo más grande que hayamos enviado jamás al espacio.

El espejo secundario del Webb – NASA/Ball Aerospace/Tinsley
El espejo secundario del Webb – NASA/Ball Aerospace/Tinsley

El espejo secundario refleja la luz hacia el Aft Optics Subsystem, Sistema óptico posterior, AOS, que es la caja negra que sale del centro del espejo principal (aunque en realidad está un poco desviada del centro exacto). Dentro de ella están el espejo terciario y un espejo de ajuste fino que, controlado por los sensores del sistema de guiado fino montados en el instrumento NIRISS, se puede mover hasta una vez por segundo para estabilizar la imagen, de una manera no del todo diferente a la de los objetivos con estabilización óptica de imagen. Aunque en el caso del Webb es un espejo y no una lente el que se mueve. Es la caja en cuyo extremo estaba la etiqueta Remove Before Flight (Retirar antes del vuelo) que sirvió para bromear con que se la habían dejado puesta. Aunque afortunadamente sabemos que no se les olvidó quitarla.

El AOS del Webb – NASA/Chris Gunn
El AOS del Webb – NASA/Chris Gunn

La luz que entra en el AOS, una vez estabilizada, se divide en cuatro haces que son los que alimentan los cuatro instrumentos de a bordo para «acer la cencia».

El espejo secundario es, además, convexo, con lo que actúa como una especie de lupa que aumenta la imagen de tal forma que el Web tiene una distancia focal efectiva de ni más ni menos que 131 metros.

El despliegue del Webb se puede seguir en la web Where is Webb? Aunque hay información más inmediata en la cuenta de Twitter @NASAWebb, gestionada por la NASA, y en @ESA_Webb gestionada por la Agencia Espacial Europea (ESA).

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