El pasado mes de agosto la NASA realizó diversas pruebas de encendido de un motor de cohete fabricado “casi” en su totalidad por impresión 3D, una técnica que la NASA lleva años desarrollando con el fin de reducir el coste de los propulsores y el tiempo de fabricación.
Todos los componentes del motor se han diseño específicamente para el proyecto de fabricación por adición: la turbobomba y los inyectores de combustible, las válvulas y lo demás componentes principales del motor, a excepción de la cámara de combustión principal.
El objetivo del proyecto es producir cohetes impresos en su totalidad, «el 100% del motor». Los componentes se fabrican con aleaciones metálicas como el níquel-cromo en polvo, el cual se funde y se sinteriza mediante láseres selectivos que fusionan y solidifican las partículas para dar forma capa por capa a las piezas.