Por @Wicho — 3 de julio de 2020

Impresión artística de un satélite OneWeb en órbita - OneWeb
Impresión artística de un satélite OneWeb en órbita - OneWeb

Después de la quiebra de OneWeb, una de las empresas que están intentando crear una constelación de satélites para dar acceso a Internet, se ha producido ya la subasta de su deuda. Y ha sido comprada por un consorcio liderado por el gobierno del Reino Unido en el que también participa el operador de telefonía móvil indio Bharti Global. Cada uno pone 500 millones de dólares para un total de 1.000 millones. La nota de prensa oficial está en UK government to acquire cutting-edge satellite network.

Lo que no está muy claro es lo que entiende el gobierno del Reino Unido por cutting edge ya que OneWeb no era, ni con mucho, la única empresa que está lanzando o tiene previsto lanzar una constelación de ese tipo. Ni es que manejen ningún tipo de tecnología ultraseceta. Eso sí, OneWeb es una empresa británica, lo que quizás explique un poco la decisión de rescatarla.

En cualquier caso, y según la nota de prensa, la idea es que el Reino Unido puede ser así «pionero en la investigación, el desarrollo, la fabricación y la explotación de tecnologías de satélite novedosas al ser dueño de una flota de satélites de órbita terrestre baja.» Bharti, por su parte «proporcionará a la empresa el liderazgo comercial y operacional, y aportará a OneWeb una base de ingresos para contribuir a su futuro éxito.»

Aunque lo que se rumorea por ahí es que al gobierno de Boris Johnson se la han metido un poco doblada. Porque lo han convencido de que los satélites de OneWeb pueden ser la base para desarrollar un sistema de posicionamiento global propio ahora que el país ha perdido el acceso al sistema Galileo a causa del Brexit. Y no está nada claro que puedan servir para eso.

Pero la constelación de OneWeb está diseñada para operar en órbitas relativamente bajas, a diferencia del resto de los sistemas de posicionamiento global activos, que tienen sus satélites en órbitas de 20.000 kilómetros o más. Eso les permite dar servicio con relativamente pocos satélites porque siempre hay unos cuantos sobre cualquier punto del planeta. Pero con satélites en órbitas bajas hacen falta muchos más para asegurar que siempre hay al menos tres a la vista desde cualquier punto de la Tierra desde el que se pretenda dar servicio. Y OneWeb en principio sólo va a tener 650 satélites en órbita, aunque hay planes medianamente razonables de llevar luego la constelación a casi 2.000. Y planes que ya suenan a ciencia ficción de elevar el número a 48.000.

Esto va a ser un poco una pescadilla que se muerde la cola: sin satélites en el espacio no se pueden ofrecer servicios; sin servicios no generas ingresos… y habrá que ver hasta dónde está dispuesto a mojarse el gobierno del Reino Unido. El actual y los que puedan venir, porque esto es una iniciativa a largo plazo.

Y por si fuera poco los satélites propiamente dichos tampoco tienen la electrónica necesaria para generar las señales de reloj súper precisas necesarias para que funcione un sistema de posicionamiento global. Y no está claro que tan siquiera con un rediseño puedan soportar tal cosa.

Uno de los satélites OneWeb
Uno de los satélites OneWeb. Cada uno de ellos mide 1×1×1,3 metros –paneles solares aparte– y pesa unos 150 kilos – OneWeb

Directamente relacionado con el asunto de las capacidades de los satélites –o de su falta de ellas– habrá que ver qué pasa con OneWeb Satellites. Es la empresa conjunta formada por OnweWeb con Airbus Defense and Space en 2012 para diseñar y fabricar los satélites. Ahora mismo esa empresa tiene su planta de producción en Florida.

Mientras tanto en ArianeSpace están felices y listos para reanudar los lanzamientos. Son el principal acreedor de OneWeb con una deuda de unos 240 millones de dólares.

En cualquier caso la compra tiene que ser autorizada por el juzgado que está llevando la quiebra de OneWeb en los Estados Unidos. Se calcula que habrá que esperar a finales de 2020 a que lo confirme. Sólo que para entonces lo mismo el gobierno de su graciosa majestad ya no está tan contento con la compra.

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