A 30 metros de altura y subiendo – JAXA
Esta imagen, captada por la sonda Hayabusa 2 de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) a unos 30 metros de altura mientras subía tras haber tocado la superficie del asteroide Ryugu con su recolector de muestras muestra la zona que quedó marcada por el efecto de los propulsores de la sonda.
Más o menos en el centro de esa zona, que está justo abajo y a la derecha de la sombra de la sonda, es donde ha tocado el recolector de muestras. Y dado que la telemetría de la sonda indica que se disparó el proyectil destinado a remover la superficie del asteroide y que todos los demás parámetros de a bordo son correctos la JAXA puede suponer que todo ha ido bien y que en la primera cámara de muestras ya hay partículas de Ryugu listas para viajar a la Tierra.
The surface of Ryugu was not what we expected. So our sampler team had to conduct an experiment to check we could still gather material from the asteroid surface when we attempt #haya2_TD touchdown this Friday! https://t.co/bCzvW2gwSr pic.twitter.com/XxJXETKB6N
— HAYABUSA2@JAXA (@haya2e_jaxa) 18 de febrero de 2019
Y aquí la palabra clave es suponer porque Hayabusa 2 no monta ningún tipo de sensor que le permita decirnos si hay algo en el interior de esa cámara. Así que habrá que esperar a finales de 2020 para comprobarlo. Pero si Hayabusa consigió traer unos miligramos de muestras aún a pesar de que no se disparó su proyectil todo hace suponer que en el caso de Hayabusa 2 la cantidad tiene que ser claramente superior.
Para estudiar Ryugu Hayabusa 2 lleva tres cámaras, un LIDAR (que es como un RADAR pero en láser), el sistema para la toma de muestras, una cámara desplegable junto con un impactador para hacer un cráter nuevo en el asteroide, y cuatro aterrizadores. Juntos todos estos instrumentos permiten estudiar el asteroide a escala global, macroscópica y microscópica.
Las distintas escalas a las que Hayabusa 2 estudia Ryugu – JAXA
Ryugu nos interesa porque un asteroide tipo C (bueno, CG), lo que quiere decir que además de por roca está formado por materiales orgánicos y hielo. Y eso puede ayudarnos a entender de dónde sale la vida y por tanto de dónde salimos nosotros. Los asteroides son especialmente interesantes de cara a este tipo de estudios porque permanecen casi intactos desde la formación del sistema solar, conservados en el fresquito del espacio.
A Hayabusa 2 aún le queda la capacidad de tomar otras dos muestras antes de emprender el camino de vuelta a casa. Una de ellas será en algún otro punto de la superficie de Ryugu… pero otra será en un cráter recién fabricado por un impactador que la sonda disparará contra el asteroide, aunque antes se ocultará del otro lado por si acaso.
Eso sí, Hayabusa 2 se guarda un as en la manga para eso pues además del impactador dejará flotando en el espacio una cámara que grabará todo el proceso. Ese vídeo va a molar kilos.
Todo lo bien que está yendo la misión hasta ahora –y toco madera– es un magnífico homenaje al legado de la sonda Hayabusa original, a la que le pasó casi de todo pero gracias a la perseverancia de su equipo pudo terminar por cumplir su misión. Las lecciones aprendidas y la experiencia adquirida sin duda están demostrando lo que valen con Hayabusa 2.
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