Por @Wicho — 25 de octubre de 2018

El Hubble en órbita

El pasado 5 de octubre fallaba uno de los giroscopios del telescopio espacial Hubble. Como esto es algo que puede suceder en cualquier momento el software de a bordo está listo para detectarlo y activar automáticamente uno de los giroscopios de reserva. Pero aquel día el giroscopio de reserva, que llevaba siete años y medio parado, decidió hacerse el remolón y al ser activado comenzó a dar lecturas fuera de rango, lo que hizo que el Hubble se pusiera en modo seguro.

En modo seguro se desactivan los sistemas no críticos de a bordo, incluyendo los instrumentos científicos, y el Hubble se coloca de tal forma que sus paneles solares producen el máximo de energía mientras que a la vez queda a la espera de que desde tierra solucionen el problema.

Los giroscopios del Hubble –igual que el de muchas otras sondas y observatorios espaciales– sirven para detectar cualquier movimiento del telescopio en cualquiera de sus ejes y poder compensarlo de tal forma que se mantenga estable para llevar a cabo las observaciones para las que ha sido programado.

Según cuenta la NASA

En el caso del Hubble una rueda dentro de cada uno de sus giroscopios gira a un ritmo constante de 19.200 revoluciones por minuto. Esta rueda está montada en un cilindro sellado, llamado flotador, que a su vez está suspendido en un fluido espeso. La electricidad es transportada al motor que hace girar la rueda por cables delgados, aproximadamente del tamaño de un cabello humano, que se sumergen en el fluido. La electrónica dentro del giroscopio detecta movimientos muy pequeños del eje de la rueda y comunica esta información al ordenador central del Hubble mediante otros cables igual de finos. En el Hubble los giroscopios tienen dos modos de funcionamiento: alto y bajo. El modo alto se utiliza para medir grandes velocidades de rotación cuando la nave espacial gira para pasar de apuntar de un objetivo al siguiente; el modo bajo es un modo de precisión que se utiliza para medir rotaciones más finas cuando el Hubble se centra en un objetivo y necesita permanecer muy quieto.

Para intentar solucionar el problema del giroscopio que daba lecturas fuera de rango, y haciendo uso de una de las técnicas de solución de problemas más universales, desde el control de la misión probaron a apagarlo durante un segundo y volver a encenderlo sin dar tiempo a que la rueda se frenara, aunque esta operación, llevada a cabo el día 16, no sirvió de nada.

Pero el día 18 probaron otra de esas técnicas universales que lo solucionan casi todo, en este caso sacudir el equipo que falla. Aunque como no hay nadie a mano para sacudir el giroscopio lo que hicieron fue mover el Hubble entero mientras ordenaban al giroscopio a cambiar varias veces de modo de funcionamiento. La idea era eliminar cualquier bloqueo que hubiera podido dejar el flotador descentrado. Y funcionó: después de los meneos del día 18 el giroscopio comenzó a dar lecturas razonables y dentro de los rangos esperados en ambos modos de funcionamiento.

Aunque para estar seguros repitieron el procedimiento el día 19 y desde entonces el giroscopio sigue dando buenas lecturas, con lo que esperan que el Hubble vuelva a entrar en servicio en breve una vez que hayan podido completar algunas pruebas más.

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