Por @Wicho — 17 de diciembre de 2022

Imagen de la Soyuz MS-22 rodeada de partículas blancas que flotan en el espacio
La nube de partículas provenientes de la fuga – NASA TV

Dos días después de la fuga de refrigerante de la cápsula tripulada Soyuz MS-22 la información sigue llegando con cuentagotas. Pero es un asunto muy importante porque además de ser la cápsula en la que Sergey Prokopyev, Dmitri Petelin y Frank Rubio tienen que volver a tierra al terminar de su misión es su bote salvavidas en caso de emergencia. Y ahora mismo no está claro si esa cápsula podría ser utilizada. Aunque por lo visto Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha enviado unas instrucciones de aterrizaje nuevas por si hubiera que utilizarla.

Roscosmos ha publicado una actualización en Telegram en la que dice que ayer hizo unas pruebas de varios sistemas de a bordo, entre ellos el de propulsión, que por lo visto indican que todo funciona correctamente. Dice también que la temperatura en el interior de la cápsula ronda los 30 °C aún a pesar de haber instalado ventilación adicional. Pero que por ahora todo va bien.

Sin embargo según Anatoly Zak, que ha revisado las especificaciones de la cápsula, esa temperatura está un poco al límite: las especificaciones dicen que debe mantenerse entre los 18 y los 15 grados Celsius y que no debe estar por encima de los 30 °C más de 3 horas al día. Pero eso es complicado con un sistema de control térmico comprometido. Además en estos días la órbita de la Estación está en una fase en la que su órbita está en un ángulo beta elevado, lo que quiere decir que está permanentemente iluminada por el Sol, lo que no ayuda. Y es que aunque sean temperaturas compatibles con la vida humana, aunque quizás nada cómodas llevando un traje espacial, pueden comprometer el funcionamiento de algunos componentes de a bordo, en especial el de los ordenadores que tienen que guiar las maniobras de la nave.

Roscosmos dice, en cualquier caso, que a finales de mes habrá una reunión para ver qué medidas se van a tomar. Y que en caso necesario se podría adelantar el lanzamiento de la Soyuz MS-23, previsto para el próximo 16 de marzo y que en ese caso es de suponer que volaría vacía a la EEI para servir de nave de retorno y bote salvavidas para Prokopyev, Petelin y Rubio.

Otra opción –y esto no lo dice Roscosmos, se me ocurre a mí– es acelerar la vuelta de la MS-22 con los tres a bordo para evitar que se estropee más. En este caso la presencia de Anna Kikina a bordo de la EEI gracias al programa de intercambio de plazas entre la NASA y Roscosmos recientemente reiniciado sería una enorme ventaja, pues podría encargarse del mantenimiento mientras no llega una nueva tripulación.

La NASA, que se mantiene un poco a la espera aunque tiene bastante que decir porque uno de sus astronautas tendrá que usar –o no– esa cápsula, por de pronto va a echar una mano de cara a cualquier decisión que se vaya a tomar utilizando el brazo robot de la Estación para obtener imágenes de la zona dañada. Aunque eso ha obligado a posponer el paseo espacial programado para el lunes 19 en el que Josh Cassada y Frank Rubio iban a instalar un nuevo panel solar desenrollable iROSA en el exterior de la EEI; se llevará a cabo el miércoles 21.

El Brazo robot europeo del módulo Nauka, a la izquiefda de la imagen, extendido hacia la Soyuz MS-22, que está a la derecha en la imagen
Las imágenes de la Soyuz MS-22, a la derecha en esta imagen, obtenidas por el Brazo robot europeo no han sido concluyentes – NASA TV

Quizás esas imágenes puedan ayudar a averiguar qué provocó la fuga. Para Roscosmos el candidato principal es algún micrometeoroide de las Gemínidas. Pero está por ver si alguna vez se puede averiguar la causa de la fuga.

En cualquier caso, por ahora toca seguir esperando. A Prokopyev, Petelin y Kinina les han indicado que durante el fin de semana sigan con las tareas de mantenimiento programadas en el segmento ruso de la Estación.

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