El equipo de la sonda Juno de la NASA está de celebración, ya que en la madrugada del 5 de julio de 2016 esta conseguía ejecutar a la perfección la maniobra de inserción orbital que tenía que dejarla en órbita alrededor de Júpiter.
Esta órbita de captura, que Juno recorrerá dos veces, para lo que necesitará 107 días en total, tiene una altitud mínima de 4150 kilómetros sobre las nubes del planeta y máxima de ocho millones de kilómetros y realmente no forma parte de la fase principal de la misión, pero sirve tanto para gastar menos combustible como para que el equipo de la misión pueda ir probando los instrumentos de a bordo en un entorno menos hostil que el de las órbitas de trabajo.
De hecho Juno tenía todos sus instrumentos científicos apagados durante la inserción orbital para poder dedicar toda la energía eléctrica disponible a los sistemas de navegación y control; sólo 50 horas después de la captura se encenderán estos y a partir del 27 de agosto cuando el equipo de la misión haga un primer ensayo de una órbita típica mientras Juno traza la segunda órbita de captura.
Será el 19 de octubre cuando se vuelva a encender el motor de Juno para ajustar su órbita a la órbita de trabajo, que se aproximará a un mínimo de 5000 kilómetros y se alejará hasta los 1,9 millones de kilómetros. Así, la fase de ciencia de la misión alcanzará su cadencia de trabajo real ya en noviembre.
Estas órbitas, de las que trazará 33 si todo va según lo previsto, durarán 14 días cada una. Así, la misión terminará en febrero de 2018, cuando durante la órbita número 36 Juno maniobre para situarse en una trayectoria que la llevará a desintegrarse en la atmósfera de Júpiter.
Juno es la segunda sonda, tras Galileo, que colocamos en órbita alrededor de Júpiter, aunque en este caso es una órbita polar; es también la misión que más se habrá acercado a este, con lo que conseguiremos unas imágenes espectaculares. También se trata de la sonda espacial con paneles solares que más lejos ha llegado nunca.
Sus nueve instrumentos nos permitirán analizar la composición de la atmósfera de Júpiter, y quizás podamos dilucidad si tiene o no un núcleo sólido bajo su manto de nubes; tendremos también mapas detallados de su campo magnético, de sus emisiones de radiación, y de su campo gravitatorio. Todo eso nos ayudará a saber más del origen de nuestro sistema solar, ya que a fin de cuentas, y que me perdonen los astrónomos de la sala, Júpiter no es más que una estrella que se quedó pequeña y nunca llegó a encenderse.
Aparte de sus instrumentos científicos Juno lleva a bordo una placa que homenajea a Galileo Galilei, descubridor de los cuatro satélites más grandes de Júpiter, y unas figuras como las de Lego hechas en aluminio que representan a Júpiter, su esposa Juno, y al propio Galileo
De todas formas la misión está diseñada para obtener un conjunto básico de datos científicos en ocho de las órbitas de trabajo, ya que la intensa radiación va a terminar por freír los instrumentos de a bordo aún a pesar de que están dentro de un cofre de titanio que tiene unas paredes de un grosor de un centímetro.
Las primeras fotos, que todos estamos deseando ver, «en las próximas semanas», según Scott Bolton, el investigador principal de la misión.
Juno está en Twitter como @NASAJuno.