Aunque a veces lo olvidemos porque casi todas las semanas hay algún lanzamiento espacial y porque desde el 2 de noviembre de 2000 ha habido seres humanos viviendo en el espacio sin interrupción las misiones espaciales son complejas, peligrosas, y con poco margen para error.
Por eso las agencias espaciales llevan a cabo lo que se llaman misiones análogas en las que intentan estudiar formas de evitar o mitigar los riesgos asociados a las misiones espaciales reales. Y es que para empezar no hay suficientes recursos para hacer todos los experimentos en el espacio, por no hablar de que si puedes comprobar que algo falla ya en tierra durante una misión análoga te ahorras el dinero y el tiempo de probarlo en el espacio.
Pruebas de un posible vehículo para Marte
Así, la NASA identifica cinco grandes grupos de riesgos asociados a las misiones espaciales tripuladas:
- Campos gravitatorios distintos a los de la Tierra que pueden afectar a la orientación, a la coordinación cabeza–ojo y ojo–mano, al equilibrio y que causan pérdida de masa muscular y ósea.
- Aislamiento y confinamiento, que pueden causar problemas de comportamiento entre grupos de personas metidas en un espacio pequeño durante mucho tiempo.
- Entornos hostiles y/o cerrados. El ecosistema del interior de una nave espacial juega un gran papel en la vida diaria de los astronautas pues los microbios pueden cambiar en el espacio, quizás con consecuencias negativas. Además los microorganismos que viven naturalmente en el cuerpo de los astronautas se transfieren más fácilmente de persona a persona en hábitats cerrados como la Estación Espacial Internacional. Hay que tener cuidado también con la temperatura, la iluminación, el nivel de ruido, y cada tripulante ha de contar con un espacio «propio» adecuado.
- Radiación. El campo magnético de la Tierra y su atmósfera nos protegen de las radiaciones cósmicas, pero sin ellas el riesgo de desarrollar un cáncer o de sufrir daños en el sistema nervioso aumenta. Es fundamental blindar las naves espaciales y posibles hábitats en la superficie de otros astros para dar una protección adecuada a sus ocupantes.
- La distancia a la Tierra, que no sólo influye en el retraso en las comunicaciones sino que puede hacer imposible recibir ayuda en mucho tiempo, por lo que las tripulaciones han de ser autosuficientes.
Las misiones análogas de la NASA son pruebas de campo en lugares que tienen similitudes físicas con los entornos espaciales extremos. Los ingenieros y científicos de la agencia trabajan con agencias gubernamentales, entidades educativas e industria para definir los requisitos para realizar pruebas en entornos difíciles antes de que se utilicen en el espacio. Cosas que se prueban durante estas misiones incluyen: nuevas tecnologías, equipo robótico, vehículos, hábitats, comunicaciones, generación de energía, movilidad, infraestructura y almacenamiento. También se observan efectos en el comportamiento provocados por el aislamiento y el confinamiento, las dinámicas de equipo y lo hartos que terminan los participantes de los menús, entre otras cosas.
Habitáculo HERA
Los entornos en los que se desarrollan van desde laboratorios a instalaciones tripuladas subacuáticas pasando por naves espaciales simuladas en las que grupos de personas pasan días, semanas y meses aislados para ver cómo van las cosas.