Impresión artística del lanzamiento del JWST en un Ariane 5 – ESA/D. Ducros
Una serie de pruebas en las instalaciones de Northrop Grumman en California ha permitido comprobar que el telescopio espacial James Webb puede sobrevivir a su lanzamiento. Lo que obviamente es un paso tirando a importante para la misión.
Las pruebas se ejecutaron en dos fases en otras tantas salas limpias distintas. En la primera el telescopio, ensamblado en su configuración de lanzamiento, fue sometido a ruidos que simulan los del lanzamiento. Son sonidos de más de 140 decibelios que repoducen la huella sonora de un Ariane 5, que es el cohete que está previsto que se encargue del lanzamiento. Normalmente estas pruebas se hacen se hacen con unos 100 sensores de movimiento, pero dada la complejidad del Webb en esta ocasión se usaron cerca de 600 sensores.
En la segunda el telescopio fue sometido a las sacudidas, traqueteos y vibraciones que el observatorio experimentará durante el despegue. Para ello se usó una mesa móvil capaz de someterlo a aceleraciones horizontales y verticales muy precisas.
Analizados los datos de ambas pruebas –la primera reproduce las vibraciones de alta frecuencia y la segunda las de baja– los datos indican que el James Webb está en condiciones de sobrevivir al lanzamiento. Suponiendo que el cohete no explote o cosas, así, claro.
Pero aún queda la prueba definitiva que consistirá en extender su parasol y su torre óptica en una simulación del origami inverso que seguirá el telescopio una vez en órbita.
Si la supera, como los datos obtenidos de las pruebas indican, y tras una última prueba de sus sistemas, será empaquetado para su envío al espaciopuerto de Kourou en la Guayana francesa. si no hay más retrasos, lo que a estas alturas tampoco sorprendería a nadie, será lanzado desde allí el 31 de octubre de 2021.
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