El pasado día 21 de octubre de 2020 la sonda Osiris-REX de la NASA llevó a cabo el primer intento de toma de muestras de un asteroide en la historia de la agencia. La telemetría recibida de la sonda parecía indicar que había tocado la superficie del asteroide Bennu sin problemas y que luego se había retirado a una distancia prudencial. Pero ahora tenemos imágenes que lo corroboran, lo que siempre mola más y es más fácil de entender para quienes no nos dedicamos a la ingeniería de «cobetes».
Los datos indican que el extremo del dispositivo de captura de muestras tocó la superficie de Bennu durante aproximadamente 6 segundos a una velocidad inicial de 10 centímetros por segundo. Y que de ellos estuvo recogiendo material durante 5, en especial en los 3 primeros. Para ello, una vez detectado el contacto, descargó una botella de nitrógeno comprimido que se encargó de remover el material de la superficie para hacerlo circular por el cabezal:
Toda esta operación se ejecutó en remoto, ya que Bennu y la sonda están a unos 320 millones de kilóemtros de la Tierra, con lo que cualquier comando que se le envía tarda unos 18 minutos en llegar; algo absolutamente inviable para controlar nada en tiempo real.
Pero aún queda por determinar si en efecto se llevó a cabo la captura de material y la cantidad, ya que el objetivo de la misión es traer de vuelta a la Tierra al menos 60 gramos. Aunque podría capturar hasta cuatro kilos dependiendo de la densidad del material y de la efectividad del proceso de captura.
Para ello lo primero que hicieron fue esperar a ver las imágenes de arriba. Un movimiento significativo de material de la superficie de Bennu como el que se ve en ellas es una buena indicación de que todo ha ido bien.
El paso siguiente será fotografiar la parte inferior del cabezal. Comparando las nuevas imágenes con otras tomadas antes se podrá hacer una estimación de cuánto material quedó ahí y con ello de cuánto puede haber sido capturado.
Pero el paso definitivo es un uso ingenioso de la física: al estar en caída libre no hay forma directa de pesar la muestra. Pero extendiendo el brazo de toma de muestras y haciendo girar la sonda sobre su eje se puede medir su velocidad de giro. Comparando esa velocidad de giro con la medida por el mismo procedimiento pero antes de que se tomara la muestra se puede calcular con precisión cuánto material ha sido recogido. La respuesta la tendremos la semana que viene.
Si el equipo de la misión considera que la muestra es lo suficientemente grande darán la orden a la sonda para que almacene la muestra y se prepare para emprender el camino de vuelta. Si, por el contrario, consideran que no hay material suficiente, intentarán otra toma de muestras el 12 de enero de 2021.
La decisión la tomarán el día 30. Aunque en realidad tampoco hay mucha prisa porque hasta marzo Bennu no estará en la posición adecuada respecto a la Tierra para que Orisis-REX pueda realizar el camino con el uso más eficiente del combustible que tiene a bordo. En ese caso la cápsula de muestras descenderá en el desierto de Utah el 24 de diciembre de 2023.
Estudiar los cometas es una forma de estudiar los orígenes de nuestro sistema solar. Se les considera una especie de muestra congelada de cómo eran las condiciones en las que se formó.
Si Osiris-REX termina con éxito su misión será la tercera vez que recibamos muestras de un asteroide… suponiendo que la sonda japonesa Hayabusa 2, que está de camino a casa, también complete con éxito la suya. En cualquier caso las muestras que llevan tiempo en casa son las de la sonda Hayabusa original.
El 25% del material que traiga de vuelta irá directamente al equipo de la misión; el resto lo distribuirá la NASA a otros equipos según considere, ya que el material les pertenece. Salvo el 4%, que irá para la Agencia Espacial Canadiense, y otro 0,5% que irá para la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial, los socios de la misión.
La misión está en Twitter como @OSIRISREx.
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