No se esperaba la decisión hasta el mes que viene pero la NASA ya ha anunciado que la próxima misión del programa New Frontiers va a ser Dragonfly.
Dragonfly es un «dron» con ocho rotores que tiene como misión estudiar Titán, una de las lunas de Saturno. Vamos a enviar un dron a Titán. Casi nada.
Titán y Saturno – NASA/JPL-Caltech/SSI
La idea es que durante los casi tres años nominales de duración de la misión Dragonfly vuele de un lado a otro por Titán para estudiar docenas de sitios distintos. De la nota de prensa de la NASA:
Titán es un análogo a la Tierra muy primitiva y puede proporcionar pistas sobre cómo la vida puede haber surgido en nuestro planeta. Durante su misión de base de 2,7 años Dragonfly explorará diversos entornos, desde dunas orgánicas hasta el suelo de un cráter de impacto donde el agua líquida y materiales orgánicos complejos fundamentales para la vida alguna probablemente convivieron durante decenas de miles de años. Sus instrumentos estudiarán hasta dónde puede haber progresado la química prebiótica. También investigarán las propiedades atmosféricas y superficiales de la luna y sus depósitos de líquido y océano subterráneos. Además, los instrumentos buscarán evidencia química de vida pasada o existente.
¡Que vamos a enviar un dron a Titán! Casi nada. Lo de además «acer la cencia» también mola porque los científicos piensan que esta luna de Saturno se parece mucho ahora mismo a la Tierra primigenia. Y dado que no sabemos cómo en la tierra pasamos de química a biología, un proceso que podría estar teniendo lugar en Titán ahora, estudiar las condiciones actuales de Titán nos podría llevar a entender mejor el origen de la vida.
Con una atmósfera 4,4 veces más densa que la de la Tierra y un séptimo de su gravedad las condiciones son óptimas para hacer volar una aeronave en Titán. Eso sí, dada la cantidad de nubes que hay en Titán y su distancia al Sol la misión hará uso de un generador termoeléctrico de radioisótopos similar al de Curiosity. Durante el día «titaniano» –que dura ocho días terrestrres– Dragonfly volaría de sitio a sitio, o incluso permanecería en vuelo estático para tomar medidas con sus instrumentos y hacer observaciones con sus cámaras. Los datos que vaya recogiendo servirán además al equipo de la misión para programar nuevos destinos a los que volar.
Impresión artística de Dragonfly en vuelo – Johns Hopkins APL
Durante la noche, además de recargar las baterías, seguiría recogiendo muestras –para eso llevará sendos taladros en sus dos patines– y analizándolas, llevaría a cabo estudios sismológicos, y monitorizaría las condiciones meteorológicas, además de obtener imágenes microscópicas locales usando iluminación LED.
Y es muy poco probable que suceda –entre otras cosas porque seguramente ya estará enterrada en «nieve»– pero sería muy bonito que Dragonfly visitara el lugar de aterrizaje de Huygens.
La idea es lanzar la misión en 2026 para que llegue en 2034 a Saturno.
Dragonfly se une así a misiones como New Horizons, Juno y OSIRIS-REx, las tres pertenecientes al programa New Frontiers.
La perdedora en este caso ha sido Caesar, una misión para tomar muestras para traerlas de vuelta a Tierra del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, el cometa que estudiaron Rosetta y Philae.