Before losing more solar energy, I took some time to take in my surroundings and snapped my final selfie before I rest my arm and camera permanently in the stowed position.
— NASA InSight (@NASAInSight) May 24, 2022
More on my final months ahead: https://t.co/eATDXbOlx2 pic.twitter.com/q7gso8NSjv
Debido a la cada vez mayor acumulación de polvo sobre sus paneles solares, a la NASA no le ha quedado más remedio que ponerle fecha de caducidad a la misión de la sonda InSight en Marte. En unos días aparcarán su brazo robot para siempre. A finales del verano apagarán el sismómetro, lo que marca el final de la misión científica de la sonda. Y a finales de año se apagará o la apagarán definitivamente.
InSight, de Interior Exploration using Seismic Investigations, Geodesy and Heat Transport, en español, Exploración Interior utilizando Investigaciones Sísmicas, Geodesia y Transmisión de Calor, aterrizó en Elysium Planitia el 26 de noviembre de 2018. Su objetivo, como su propio nombre indica, era determinar por primera vez si hay actividad sísmica en Marte, la cantidad de calor que emana de su interior, y estimar el tamaño de su núcleo y si este es líquido o sólido. Y con ello estudiar cómo se forman y evolucionan los planetas rocosos como el nuestro.
Para ello llevaba a bordo un sismómetro conocido como SEIS, de Seismic Experiment for Interior Structure, Experimento sísmico para estructura interior. Y una sonda que tenía que haber penetrado varios metros bajo la superficie del planeta. El nombre oficial de la sonda es Heat Flow and Physical Properties Package, o HP³. Pero todo el mundo la conocía como «el topo».
No hubo mayores problemas para desplegar el sismómetro y su cubierta protectora y que entrara en funcionamiento. Pero a pesar de intentarlo por todos los medios no hubo manera de que el topo consiguiera meterse debajo del suelo, así que hubo que darlo por perdido. Aún así la NASA considera que la sonda ha cumplido con creces su misión, que en principio iba a durar un año marciano, equivalente a dos años terrestres.
En estos casi cuatro años de servicio –y aún contando, recordemos– ha detectado más de 1.300 martemotos, el más potente de ellos hace apenas unos días. Gracias a los datos recogidos hemos podido medir por primera vez la profundidad y la composición de la corteza, el manto y el núcleo de nuestro vecino. Y de paso, también hemos recogido datos sobre su meteorología.
Ahora la capacidad de producción de electricidad de sus paneles solares ronda la décima parte de cuando llegó a Marte. Y los intentos por limpiarlos un poco no han servido de mucho. Esto coincide con la llegada del invierno al hemisferio de Marte en el que está la sonda, así que cada vez dispondrá de menos electricidad.
Por eso desde el control de la misión van a aparcar el brazo, que como todos los demás sistema de a bordo consume electricidad para funcionar. Pero van a seguir activando unas horas cada día el sismómetro, sobre todo por la noche, porque es cuando las condiciones meteorológicas menos interfieren con su funcionamiento. La idea es sacar todo lo posible a la escasa electricidad de la que disponen.
Hasta que ya no se pueda hacer más ciencia y haya que decirle adiós a la sonda.
La misión está en Twitter como @NASAInSight.
Relacionado,