Si todo va según lo previsto la NASA lanzará la Parker Solar Probe rumbo al Sol en una ventana que va del del 31 de julio al 19 de agosto de 2018. Pero antes de eso hay que comprobar que es capaz de soportar los extremos de temperatura a los que la someterá su misión, que es entrar en la atmósfera del Sol, en concreto en la cromosfera, su parte más externa. Será la primera nave espacial que se meta allí.
Esto implica que tendrá que soportar temperaturas de hasta unos 1.400 ºC, para lo que lleva un escudo protector de polímero reforzado con fibra de carbono de 11,4 centímetros de grosor que le permitirá soportar las temperaturas de unos 1.400 ºC a los que se verá expuesta y mantener los instrumentos de a bordo a temperatura ambiente terrestre. Pero también tendrá que soportar el frío del espacio mientras viaja de camino al Sol.
Así que los técnicos del Centro de vuelo espacial Goddard acaban de meterla en una enorme cámara de vacío en la que la someterán a una especie de tortura térmica. Primero la enfriarán a 180 ºC bajo cero para luego ir subiendo su temperatura poco a poco y así comprobar que tanto su estructura como sus sistemas se mantienen estables con los cambios de temperatura. Y una vez superada esta fase la someterán a varios ciclos de enfriamiento y calentamiento para simular los cambios de temperatura a los que se verá sometida según se acerque y se aleje del Sol, comprimiendo en unas semanas varios años de tiempo real de su misión.
El objetivo de la PSP es recoger datos que nos permitirán medir cómo la energía y el calor se mueven a través de la corona solar y qué es lo que acelera el viento solar y las partículas cargadas que salen disparadas del Sol. Con esto podremos entender mejor el clima espacial y protegernos mejor contra él; no hay que olvidar que el viento solar afecta a la magnetosfera terrestre.
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La Agencia Espacial Europea, por su parte, está trabajando también en el lanzamiento de una sonda que también tiene como objetivo estudiar el Sol, la Solar Orbiter, cuyo lanzamiento está previsto para octubre de 2018.
Su objetivo principal es estudiar cómo el Sol genera y «controla» la heliosfera, esa enorme burbuja de partículas que flotan alrededor de él y que el viento solar lanza hacia el sistema solar.