Por @Wicho — 12 de junio de 2019

Impresión artística del Spitzer - NASA/JPL

Lanzado el 25 de agosto de 2003 el telescopio espacial Spitzer fue el último de los grandes observatorios de la NASA en ser lanzado, tras el telescopio espacial Hubble (1990), el Observatorio de Rayos Gamma Compton (1991) y el Observatorio Chandra de Rayos X (1999).

Estaba diseñado para una misión de dos años y medio, aunque se esperaba que pudiera durar más mientras el el helio líquido que llevaba a bordo para refrigerar sus instrumentos no se acabara. Y de hecho el helio duró hasta el 15 de mayo de 2009, con lo que casi dobló las previsiones iniciales. Pero aún así el Spitzer sigue en servicio, ya que dos de los sensores de su cámara de infrarrojos son capaces de funcionar sin refrigeración. Así que aunque ya no tiene la sensibilidad original de cuando trabajaba refrigerado el Spitzer sigue produciendo datos.

A lo largo de su carrera ha acumulado cerca de 110.000 horas de observaciones y ha sido citado expresamente en más de 8.000 trabajos científicos. Sus logros incluyen la observación de uno de los planetas extrasolares más lejanos que hayamos encontrado hasta la fecha, a unos 13.000 años luz de nosotros, la primera imagen directa de un planeta extrasolar, o el anillo más grande de Saturno.

Quince años de logros
Quince años de logros del Spitzer, celebrados en 2018 - NASA

Pero ya en 2017 la NASA decía que el coste de mantenerlo en funcionamiento –unos 11 millones de dólares en 2018– estaba empezando a no compensarle. Así que pidió propuestas de instituciones que quisieran hacerse cargo del Spitzer.

Lamentablemente ninguna de ellas ha dado frutos, con lo que la agencia anunciaba hace poco que el 30 de enero de 2020 el Spitzer será apagado. Eso sí, como el Spitzer quedará en órbita siempre es posible –aunque poco probable– que en el futuro pueda ser puesto de nuevo en marcha.

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