Por @Wicho — 2 de julio de 2019

Justo a las 13:00, hora peninsular española, tal y como estaba previsto, despegaba un simulador de una cápsula tripulada Orión para probar en vuelo su sistema de escape. El cohete que la lanzó estaba especialmente diseñado para la ocasión y preparado para simular las condiciones de un lanzamiento en un cohete SLS.

A falta del análisis de los datos todo indica que la prueba salió a la perfección, aunque la activación del sistema de escape se produjo unos segundos antes de lo previsto, quizás porque el cohete daba algo más de chicha de lo previsto.

En cualquier caso los motores del sistema de escape no tuvieron problema alguno en separar la Orión simulada del lanzador, llevarla hacia el mar, y orientarla con el escudo térmico por delante antes de separarse de ella.

Disparo del sistema de escape
Disparo del sistema de escape – NASA

El objetivo del sistema es poner los tripulantes a salvo en caso de que haya que abortar el lanzamiento en un momento en el que ya no se les pueda sacar de la cápsula o después de que hayan despegado. De hecho en la prueba de hoy, realizada a unos 10.000 metros y una velocidad de 1,5 Mach, la activación de producía en el peor momento de un lanzamiento, justo cuando las fuerzas externas que actúan sobre el cohete son mayores.

Una curiosidad de esta prueba es que como los paracaídas ya han sido probados en otras ocasiones en esta ocasión la Orión simulada no los llevaba y se precipitó al mar.

Otra curiosidad es que aunque la cápsula estuvo transmitiendo datos todo el rato antes de caer al mar expulsó doce grabadores de datos digitales –que al estilo de las cajas negras d eun avión eran naranjas– en los que quedó una copia de seguridad de los datos recabados durante la prueba. Esto permite a la NASA cubrirse ante posibles fallos en la transmisión de los datos, en especial en los momentos más violentos de la maniobra.

En definitiva: si se confirma que el sistema de escape cumplió con todo lo que se le pedía la Orión está un paso más cerca de volar con tripulantes a bordo, lo que por ahora está previsto que suceda en 2023 con la misión Artemisa 2.

Aunque antes de eso la misión Artemisa 1, por ahora programada para 2021, supondrá la vuelta a la Luna después de 49 años de una nave diseñada para llevar seres humanos a bordo… sólo que en esta ocasión serán unos fantomas los que hagan el viaje.

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