Por @Wicho — 28 de diciembre de 2016

Juno con su motor en primer plano
Juno con su motor en primer plano

El pasado 11 de diciembre la sonda Juno de la NASA pasaba por su tercer perijove, la parte más cercana a Júpiter de su órbita, en el que llegó a acercarse a un mínimo de 4.150 kilómetros de la parte superior de las nubes que lo cubren.

Ocho de sus nueve instrumentos estaban encendidos y recogiendo datos; sólo el Jovian Infrared Auroral Mapper, un espectrómetro diseñado para estudiar las capas superiores de la atmósfera del planeta, estaba apagado, ya que está pendiente de recibir una actualización de software. La NASA espera que para el próximo perijove, que ocurrirá el 2 de febrero de 2017, el Jiram ya esté en funcionamiento.

Imagen de la Junocam procesada por Eric Jorgensen
Las nubes de Júpiter captadas por la Junocam durante el tercer perijove de la misión – Imagen procesada por Eric Jorgensen

Pero, una vez más, no se han decidido a poner en marcha el motor principal de la sonda que tendría que modificar su órbita actual, de 53 días y medio, que la lleva a una distancia máxima de 8 millones de kilómetros del planeta, para convertirla en una órbita de de 5000×1,9 millones de kilómetros y 14 días.

Sólo estaba previsto que Juno recorriera la órbita de captura en la que está en dos ocasiones; la de 14 días era la órbita de trabajo prevista para la misión, pero la NASA no las tiene todas consigo respecto a dos válvulas del sistema de propulsión que no responden como deben y sin las cuales no se puede llevar a cabo el encendido del motor principal que sería necesario para modificar la órbita.

En esta órbita los instrumentos de Juno pueden recoger datos de Júpiter, pero con menos resolución de la prevista, ya que han de hacerlo desde más lejos; a cambio, dado que la sonda pasa menos tiempo metida en la parte más dura del campo de radiación que rodea al planeta, sus instrumentos podrían durar más tiempo en funcionamiento, con lo que se cambiaría resolución por más datos.

Pero desde luego no es una decisión fácil. Como dice Rick Nybakken, el director del proyecto, «tenemos una nave en buen estado que está llevando a cabo su misión de forma admirable y lo que no queremos hacer es añadir ningún riesgo innecesario, así que nos estamos tomando las cosas con calma.»

Y es que no es fácil mandar al mecánico a arreglar una sonda que está a unos 840 millones de kilómetros de la Tierra.

Juno es la segunda sonda, tras Galileo, que colocamos en órbita alrededor de Júpiter, aunque en este caso es una órbita polar. Sus instrumentos nos permitirán analizar la composición de la atmósfera de Júpiter, y quizás podamos dilucidad si tiene o no un núcleo sólido bajo su manto de nubes; tendremos también mapas detallados de su campo magnético, de sus emisiones de radiación, y de su campo gravitatorio. Todo eso nos ayudará a saber más del origen de nuestro sistema solar, ya que a fin de cuentas, y que me perdonen los astrónomos de la sala, Júpiter no es más que una estrella que se quedó pequeña y nunca llegó a encenderse.

Placa dedicada a Galileo

Minifigs
Aparte de sus instrumentos científicos Juno lleva a bordo una placa que homenajea a Galileo Galilei, descubridor de los cuatro satélites más grandes de Júpiter, y unas figuras como las de Lego hechas en aluminio que representan a Júpiter, su esposa Juno, y al propio Galileo

Está en Twitter como @NASAJuno.

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