Por @Wicho — 8 de enero de 2022

Lo hemos construido, lo hemos alineado, lo hemos probado y hemos demostrado que funciona. Ahora vamos a tener que desmontarlo, plegarlo y reconstruirlo en órbita. Eso nunca se ha hecho antes.

–Mike Menzel,
ingeniero jefe de sistemas en el
Centro Espacial Goddard de la NASA

La primera vez que vi el proceso de despliegue que el telescopio espacial James Webb iba a tener que superar después de su lanzamiento jamás creí que fuera a llevarse a cabo sin problemas. Seguramente la NASA tampoco. Pero así ha sido: el equipo de la misión acaba de colocar y bloquear en su posición el ala derecha del espejo principal, que contiene los tres espejos individuales que faltaban por colocar en su sitio. Con esto terminan los grandes movimientos de piezas y componentes del Webb.

Han sido dos semanas justas desde el lanzamiento de morderse las uñas y que hemos ido cubriendo paso a paso de paso que explicábamos algunos de los subsistemas del Webb. En orden cronológico:

Ahora viene la tarea de liberar cada uno de los espejos individuales y el espejo secundario de sus posiciones de lanzamiento y comprobar el funcionamiento de los motores que los mueven, lo que se llevará a cabo a partir del 11 de enero y llevará varios días. Cada uno de esos espejos tiene seis pequeños motores que permiten ajustar su posición en incrementos de cinco nanómetros –en un milímetro hay un millón de nanómetros–; todos menos el secundario tienen un séptimo motor en el centro que permite ajustar su curvatura.

Ajustando la posición y curvatura de cada uno el equipo del Webb alineará y enfocará el telescopio, pero ese proceso no empezará hasta que los espejos estén a su temperatura de trabajo, lo que se calcula que suceda 40 días después del lanzamiento, ya en órbita alrededor del punto de Lagrange L2.

El del Webb, con 6,5 metros de diámetro, es el espejo más grande que hayamos enviado nunca al espacio. Pero a pesar de su tamaño según a qué longitudes de onda no tendrá mucha más resolución espacial que el Hubble, e incluso en algunas menos, aunque sí más sensibilidad.

Comparación del tamaño del espejo principal del Webb con el del Hubble – NASA
Comparación del tamaño del espejo principal del Webb con el del Hubble – NASA

También hay que ir activando los instrumentos de a bordo y calibrándolos. Así que no se espera que el Webb produzca sus primeras imágenes útiles antes de mediados de 2022.

Según Menzel con el despliegue del ala derecha del espejo principal el número de de posibles puntos únicos de fallo del Web ha pasado de 344 a 49. Son puntos relacionados con el sistema de propulsión y con los instrumentos de abordo, así que aún llevará un tiempo llegar a ellos. Estarán presentes durante el resto de la misión pero no todos supondrían el fin de la misión, ya que algunos están relacionados con los instrumentos individuales, por ejemplo. Dice que todas las misiones conservan un cierto número de puntos de fallo durante toda su vida.

También según Menzel –quizás víctima del subidón de haber terminado la parte chunga del despliegue– la precisión que consiguió el Ariane 5 en el lanzamiento ha permitido ahorrar tanto combustible en la primera maniobra de corrección de trayectoria que el Webb debería tener suficiente combustible como para funcionar 20 años. Quizás convenga recordar que el Webb está diseñado para durar un mínimo de cinco años en servicio aunque fue lanzado con combustible para 10. Ya veremos, de todos modos, porque también hay que ver cómo se comporta el resto de los sistemas y cómo le va al parasol con los impactos de micrometeoritos.

El despliegue del Webb se puede seguir en la web Where is Webb? Aunque hay información más inmediata en la cuenta de Twitter @NASAWebb, gestionada por la NASA, y en @ESA_Webb gestionada por la Agencia Espacial Europea (ESA).

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