El 3 de diciembre de 2018 despegaba la misión SSO-A que desplegó 64 cargas más o menos útiles en órbita sincrónica al Sol. Era la primera vez de la historia que se usaba un cohete dedicado para un lanzamiento compartido en lugar de usar capacidad extra de otros lanzamientos para colocar en órbita estos microsatélites y CubeSat.
Pero ya desde antes del lanzamiento había personas que mostraban su preocupación de cara a poder identificar y seguir todas estas cargas colocadas en órbita a la vez, de las que se sospechaba además que muchas podían no llegar a funcionar.
Sabemos que uno de los 64 nunca fue desplegado porque no consiguieron aportar a Spaceflight Industries, la empresa que contrató el lanzamiento, la documentación pertinente que demostrara que tenían permiso para colocarlo en órbita. Así que quedó encerrado en el dispensador. Pero de las 64 cargas útiles de aquel lanzamiento en el momento de publicar esta anotación 20 siguen sin ser identificadas según el listado N2YO. Son los que tienen como nombre OBJECT seguido de una o dos letras. Eso es un 30%. Y ese listado no incluye los dos dispensadores que se encargaron de colocarlas en órbita, de los que uno está todavía sin identificar.
Entre los no identificados están Orbital Reflector, un CubeSat de tres unidades que tenía que haber desplegado una especie de globo hinchable que durante un tiempo se convertiría en una «estrella» errante y Enoch, un homenaje a Robert Henry Lawrence Jr., el primer astronauta afroamericano.
Lo de Enoch no es de extrañar porque no llevaba ningún tipo de transmisor de radio que pudiera ayudar en su identificación; sólo lleva tres placas reflectoras para el radar que se supone que iban a ayudar e identificarlo.
Lo del Orbital Reflector es debido a que necesitan que esté perfectamente identificado para saber en qué momento pueden darle la orden de desplegar el globo sin interferir con nada.
Los problemas para identificar los objetos en órbita resultantes de este lanzamiento han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de que cualquier satélite en miniatura que se ponga en órbita lleve una baliza con alimentación independiente del resto de los sistemas de a bordo que permita localizarlo fácilmente. Pero lo cierto es que hoy por hoy no hay ninguna legislación al respecto. Y aunque la hubiera habría que ver en qué países sería de aplicación; el derecho espacial, de hecho, será un campo del que hablemos cada vez más en el futuro según se vaya abaratando y popularizando el acceso al espacio.
Es justo decir, de todos modos, que el cierre parcial del gobierno de los Estados Unidos ha influido también el la lentitud del proceso, pues durante semanas la Fuerza Aérea dejó de actualizar la información pública sobre los objetos que sigue, y esto incluye los del lanzamiento SSO-A.
La buena noticia es que el equipo de Orbital Reflector está en contacto con el satélite, sólo pendiente de que le den permiso para desplegarlo. Mientras, cruzan los dedos para que aguante en funcionamiento.