Por @Wicho — 27 de agosto de 2018

OSIRIS-REx, la misión de la NASA que tiene como objetivo estudiar el asteroide Bennu y traer muestras de su superficie a Tierra, ya tiene a la vista su objetivo.

Desde el pasado 17 de agosto y a unos 2,2 millones de kilómetros una de sus cámaras de a bordo ya es capaz de distinguir Bennu. El equipo de la misión usará esas imágenes para ir refinando la trayectoria de la sonda y para ver si hay algún peligro en el entorno de Bennu como por ejemplo algún fragmento grande de roca contra el que pudieran chocar.

Esto marca también el inicio de la fase de operaciones con el asteroide, con lo que los instrumentos de a bordo comenzarán ya a estudiarlo, aunque no será hasta noviembre cuando las cámaras de a bordo empiecen a distinguir detalles en su superficie.

La llegada a Bennu, que con un diámetro de apenas 500 metros será el objeto más pequeño alrededor del que hayamos puesto una nave en órbita, está prevista para el 3 de diciembre. OSIRIS-REx pasará los primeros meses estudiándolo desde distancias de entre 7 y 19 kilómetros mientras sus controladores le cogen el truco a maniobrar en las proximidades del asteroide. Luego, si todo va sobre lo previsto, en julio de 2020 tomará muestras en un par de sitios antes de poner de nuevo rumbo a la Tierra para entregar su cápsula de muestras en noviembre de 2023. Será la primera misión de la NASA que traiga de vuelta muestras de un asteroide. Es una misión muy similar a la de la sonda japonesa Hayabusa 2.

La misión está en Twitter como @OSIRISREx.

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