Por @Wicho — 31 de diciembre de 2018

Tras igualar su órbita y ponerse a seguirlo mientras lo cartografiaba la sonda Osiris-REX de la NASA está ya lista para entrar en órbita alrededor del asteroide Bennu. Tal y como cuenta el tuit insertado ahí arriba será el astro más pequeño alrededor del que jamás hayamos colocado una sonda en órbita, al mismo tiempo que será la órbita de más baja altura de todos los tiempos.

Es la Fase orbital A de la misión en la que el objetivo es que el equipo de la misión adquiera experiencia a la hora de guiar la nave tan cerca de Bennu pues lo orbitará a distancias de entre 1,4 y 2 kilómetros. Pasarán de obtener la posición de la sonda a partir de la posición de las estrellas a utilizar puntos de referencia como rocas y cráteres. El adquirir esta experiencia es fundamental de cara a poder cumplir con los objetivos de las siguientes fases de la misión, que requieren órbitas cada vez más próximas hasta el momento en el que pueda tomar muestras de la superficie de Bennu para traerlas de vuelta a Tierra.

Osiris-Rex en configuración de tomar muestras
Osiris-Rex en configuración de tomar muestras

La maniobra se ejecutará a las 20:42:55, hora peninsular española, del 31 de diciembre de 2018. Pero dado que tanto Bennu como la sonda están a un poco más de 108 millones de kilómetros de la Tierra el tiempo que tardan las señales de radio en llegar allí es de 7 minutos y medio, con lo que tendrá que llevar a cabo la maniobra de forma automática, lo que tiene su complicación porque Bennu tiene una gravedad muy débil, con lo que hay que ir con cuidadito de no pasarse. De hecho la atracción gravitatoria del asteroide es de tan sólo 10 micro-g, lo que equivale a diez millonésimas de la gravedad terrestre. Si todo va bien unos minutos después del inicio de la maniobra recibiremos confirmación, pues sólo es necesario un encendido de 8 segundos de los motores de la sonda.

NASA TV cubrirá el encuentro, aunque también está la cuenta de Twitter de la misión –ver el tuit de arriba– para poder seguirlo.

Bennu fue escogido de una lista inicial de 7.000 objetivos potenciales. La elección se basó en cuatro criterios fundamentales: está relativamente cerca de la Tierra, gira relativamente despacio, su forma parecía relativamente suave, aunque al irlo viendo de cerca se ha visto que es más rocoso de lo esperado, y químicamente resulta interesante; es como una muestra del sistema solar conservada desde sus tiempos primigenios.

Respecto a este último criterio la elección ha sido un éxito, pues ya durante la aproximación los instrumentos de a bordo han detectado la presencia de agua dentro de las arcillas que forman parte de Bennu, lo que quiere decir que en algún momento de su pasado interactuó con agua. Y no es sólo que el agua sea imprscindible para la vida tal y como la conocemos sino que además no sabemos de dónde viene el agua que hay en nuestro planeta y una de las teorías es que llegó a él mediante impactos de asteroides.

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