El pasado 8 de septiembre de 2016 la NASA lanzaba la misión Osiris-Rex rumbo al asteroide Bennu. Llegará allí en agosto de 2018 tras un encuentro con la Tierra en septiembre de 2017 que le permitirá ganar velocidad y modificar la inclinación de su trayectoria para poner definitivamente rumbo a Bennu.
Una vez en su destino estudiará el asteroide con sus instrumentos, que consisten en tres cámaras, un altímetro láser que le permitirá crear un mapa topográfico detallado de su superficie, y tres espectrómetros que servirán para estudiar su composición.
Pero la parte más novedosa de esta misión es la que correrá a cargo de Tagsam, de Touch-And-Go Sample Acquisition Mechanism, un mecanismo de adquisición de muestras que permitirá a la sonda coger entre 60 y 2000 gramos de material de Bennu para traerlos de vuelta a la Tierra.
Osiris-Rex en configuración de tomar muestras
La adquisición de muestras se realizará en julio de 2020, una vez que los científicos de la misión hayan podido determinar los puntos más interesantes para hacerla gracias a los datos obtenidos por el resto de los instrumentos de a bordo.
El viaje de vuelta comenzará en marzo de 2021, pues hay que esperar a que Bennu y la Tierra estén en posiciones adecuadas de sus órbitas.
Si todo va bien la cápsula de muestras aterrizará suavemente colgada de un paracaídas en el desierto de Utah en septiembre de 2023, mientras que Osiris-Rex seguirá en órbita alrededor del Sol con la posibilidad de que, si le queda suficiente combustible y la NASA tiene los fondos para ello, se le asigne otra misión.
Será la primera misión de la NASA en traer de vuelta muestras de la superficie de un asteroide, aunque esto es algo que la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial ya ha hecho con la épica misión Hayabusa y que con un poco de suerte ya habrá repetido con Hayabusa 2 para cuando Osiris-Rex vuelva a la Tierra.
Otras misiones de la NASA que han traído muestras de vuelta, además de las del programa Apolo, son Stardust, que trajo muestras tomadas de la coma del cometa Wild 2, y Genesis, que trajo muestras de viento solar aún a pesar de estamparse contra el suelo de Utah al no desplegarse los paracaídas.
La ventaja de traer las muestras a la Tierra es que no estás limitado a los estudios que puedas hacer con los instrumentos que quepan en la sonda que envías; mientras quede material que estudiar puedes hacer un estudio tras otro según lo que vayas descubriendo.
Y en cantidad de material a estudiar Osiris-Rex sí que establecerá un récord.
Estudiar Bennu nos permitirá no sólo aprender más acerca del origen de nuestro sistema solar sino que nos permitirá aprender más acerca de la composición y de las propiedades físicas de un asteroide por si algún día hubiera que desviar uno.
Como es de rigor la misión está en Twitter como @OSIRISREx.